26 de noviembre de 2009
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“Los catequistas han de ofrecer a los niños y jóvenes un ambiente de cercanía y acogerlos tal como son”
José Joaquín Gómez Palacios, sacerdote salesiano, ha estado en Albacete impartiendo unas jornadas de formación para catequistas. Recorre ciudades y países, dedicado profundamente a todos los temas de catequesis.
– José Joaquín, ¿cuál es el reto principal que tiene hoy el catequista? ¿Cuáles son las tareas que destacarías importantes dentro de la catequesis?
– La situación actual nos está llevando a replanteamientos constantes y continuos. Uno de ellos es conseguir que la catequesis no sea solamente una transmisión de conocimientos sino la experiencia de Dios y que además, no sólo sea un elemento religioso, sino que también se ayude a los chicos a descubrir el sentido de la vida: qué significa vivir en lo humano y cómo profundizar en lo cristiano, ofreciendo un ambiente de acogida, de cercanía.
– ¿Qué llamadas tiene el catequista en su tarea?
– Yo diría varias. Muchos catequistas se ven en una situación difícil. Ser catequista hoy día es situarse en un mundo, en una cultura, donde el tema religioso no es valorado ni apreciado. Una primera llamada es a recuperar la autoestima, a preguntarse: yo soy catequista, tengo dificultades, pero no soy yo el origen del problema. A veces, ante las dificultades hay catequistas que dicen: no lo estoy haciendo bien, no lo estoy haciendo suficientemente dinámico. Pues esa es la primera llamada: Animar al catequista a que siga, a que tenga paciencia, a que siga transmitiendo el mensaje de Jesús.
Otra llamada que sobre todo se presenta a los catequistas adultos, es a utilizar lenguajes comprensibles. Hay adolescentes que no entienden lo que es una sociedad sin un teléfono móvil, sin Internet, la Web 2.0 y todo eso, y hay que entender que ellos no han ´emigrado´ de otra cultura, sino que esta cultura en la que estamos es la suya y hay que comprenderles.
Otro tema importante es la presencia activa en la catequesis, compartir la vida: La comunidad cristiana está construida sobre la fraternidad, el cariño, el respeto mutuo, el afecto… porque los cristianos, como dice los Hechos de los Apóstoles, tenían un solo corazón, participaban en común.
– Un factor importante para empezar cuando un niño o un joven llega a la catequesis.
– Sí. El chico que viene a hacer una catequesis, a participar de ella, no debe encontrarse solamente un proceso pedagógico y educativo sino que debe sentirse acogido por una comunidad cristiana. Y además, una comunidad que le acoge como él es: que lleva un piercing, le acoge con un piercing; que está sumergido en una cultura de contaminación, de relativismo, pues le acoge así. Y en la medida que vea que nosotros, adultos creyentes, que llevamos ya una historia, le hacemos un sitio en nuestra vida, en nuestra casa, entonces, con esta presencia educativa, irá sintiéndose a gusto y se irá viendo acogido, verá que el sentido no solamente es algo que él pueda elaborar en su interior, sino que es algo que comparte con nosotros. Creo que en este terreno de experiencias debemos de caminar mucho. Todavía queda mucho de cómo les preparamos, cómo transmitimos una serie de conocimientos, cómo compartimos con ellos una presencia fraterna.
– Ante las quejas de algunos niños o jóvenes: «esto es un rollo» el catequista siente la tentación del desánimo…
– Es cierto; hay muchos catequistas que han perdido el horizonte precisamente por eso: buscan materiales ágiles, power point, CD´s, hacerlo divertido, dinámico, como si la catequesis tuviese que ser el circo del sol… entonces es muy importante saber que muchas veces tendremos que profundizar y sentir, hacer una celebración, compartir…y a veces no será divertido. Es decir, tenemos que aprender, que prepararnos, pero sin ceder a la esclavitud de los materiales, sin ceder a la tentación de convertir en un espectáculo aquello que nosotros estamos viviendo, sobre todo cuando compartimos profundidad y no nos olvidemos de que Cristo es el centro de todo lo que vivimos, un Cristo que nos toma de la mano y que nos lleva a ser solidarios, a ser generosos, a dar sentido a nuestra vida, a compartir… a vivir el esfuerzo pero un esfuerzo con sentido, no simplemente voluntarista. Creemos en la centralidad de este Cristo que se hace presente en su comunidad, que se ofrece. Es algo que cualquier catequesis no debe de perder de vista.