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8 de julio de 2013

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Desde la Comisión Episcopal de Migraciones, de la que forma parte el Departamento de Pastoral de la Carretera, os hacemos llegar nuestro sa­ludo afectuoso a todos aquellos que habéis hecho de la carretera vuestro modo de vida: camioneros, taxistas, conductores de autobuses y autoca­res, viajantes, conductores de ambulancias, bomberos, policía de tráfico, cofradías de san Cristóbal, asociaciones de transportistas y un sinfín de personas que cada día pasáis mucho de vuestro tiempo al volante; sin olvidar, por ello, a todos los que, para ir a su trabajo tienen que despla­zarse; que la paz y la bendición del Señor estén siempre con vosotros. (…)

El lema elegido para la Jornada de este año es una pregunta que espera de todos nosotros una respuesta personal: ¿Qué luz te conduce? Si so­mos creyentes, la respuesta no puede ser otra que la luz de la fe.

Muchos vehículos llevan objetos o signos religiosos: rosarios, meda­llas, estampas, imanes con la imagen de la Virgen o de san Cristóbal. Es también frecuente que al ponernos al volante hagamos la señal de la cruz o recemos alguna oración. Y hay personas que, al adquirir un nuevo vehículo, lo llevan a que lo bendiga el sacerdote. El día de San Cristóbal, patrono de los conductores, seréis muchos los que pasaréis con vues­tros vehículos delante de la imagen para recibir la bendición. Digamos que, para muchas personas, su vehículo es como un pequeño santuario.

¿Qué luz te conduce? A la vista de los hechos anteriores, la contestación sería que nos conduce la luz de la fe. Esa fe que nos hace ver la huella de Dios «en las largas rutas, que como caballeros del volante recorremos, nos ponemos en contacto con la naturaleza, y al pasar de las cumbres a los valles somos testigos de las bellezas que ha ido sembrando el Creador» y que tan bellamente expresa el salmo 8: «Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?». El salmo nos lleva de la contemplación a la alabanza: « ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!».  (…)

La nueva evangelización nos necesita a todos. «Transmitir o comunicar la fe consiste, fundamentalmente, en ofrecer a otros nuestra ayuda, nuestra experiencia como creyentes y como miembros de la Iglesia, para que ellos, por sí mismos y desde su propia libertad, accedan a la fe movidos por la gra­cia de Dios… Es la táctica que Jesús usó con los discípulos de Emaús: diálogo, relación y conocimiento, comunión e Iglesia»; una táctica de permanente validez.

Sabemos que, por esos caminos de Dios, hay muchísima gente buena que, guiados por la luz de la fe, diariamente se ponen al volante para acudir a los más variados trabajos y lugares de descanso, con responsabilidad, dando con ello testimonio de fe, sin avergonzarse de nuestro Señor (cf. 2 Tim 1, 8).

El lema de la Jornada de este año tiene una segunda parte: La fe te res­ponsabiliza al volante.

No es nuestra intención ser unos moralizantes aguafiestas; pero que­remos apelar con fuerza a vuestra responsabilidad personal cuando os ponéis al volante. Así lo hace el Catecismo de la Iglesia Católica cuando afirma que «cada cual es responsable de su vida delante de Dios, que se la ha dado. Él sigue siendo su soberano dueño. Nosotros estamos obli­gados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la salvación de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella».

No podemos olvidar que la vida del hombre es sagrada, y que este ca­rácter sagrado de la persona humana, unido al mandamiento evangélico del amor, «no engendran solamente relaciones objetivas de fraternidad entre los hombres, sino que también hacen responsables a los cristianos ante Dios. A esta luz los cristianos han de ver y juzgar las faltas de la circulación».

Es consolador para todos nosotros poder constatar que en toda la geo­grafía española, año tras año, están disminuyendo los accidentes y las muertes por accidentes. Seguramente que a ello contribuyen las campa­ñas de sensibilización de la DGT y de la CEE y, cómo no, la mejora de las carreteras y de los vehículos, así como el carné por puntos y los radares, que, aunque solo sea por miedo a la sanción, nos hacen más prudentes. Sea por los motivos que sea, hay que alegrarse por ello, aunque nos due­la en el alma cada una de las víctimas que siguen produciéndose. (…)

La fe te responsabiliza al volante reza el lema de la Jornada de este año. Haciéndolo nuestro, os invitamos a todos a reavivar la fe en el Dios de la vida (Lc 20, 38) y amigo de la vida (Sab 11, 26), que no solo nos prohíbe matar (Éx 20, 13), sino que nos manda amar al prójimo como a nosotros mismos (Mc 12, 31). Por eso, «la prudencia y el respeto a las normas que regulan el tráfico son virtudes que deben figurar en el carné del conductor». (…)

A todos y a cada uno de los conductores, juntamente con vuestras familias, pero de modo especial a los profesionales del volante, os te­nemos muy presentes con «vuestros gozos y esperanzas, con vuestras tristezas y angustias», ante la santísima Virgen María, tan cercana en las familiares advocaciones de vuestra ciudad o pueblo. (…)

+Ciriaco Benavente
Presidente de
la Comisión Episcopal de Migraciones