24 de enero de 2016
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]U[/fusion_dropcap]n niño misionero siempre da las gracias, y por eso, en este Año de la Misericordia, nuestro lema para celebrar la jornada de la Santa Infancia es, simplemente, “Gracias”.
Sencillo pero lleno de vida. Todo gira en torno al agradecimiento de los niños misioneros. Agradecimiento por la vida, por la creación, por la fe. Agradecimiento por ser “pequeños misioneros” y formar parte de la gran familia de Infancia Misionera.
Este año, en nuestra diócesis de Albacete, hemos participado en el concurso fotográfico convocado por OMP y ha sido un verdadero regalo. Muchísimos niños de nuestras parroquias y colegios han participado y expresado su gratitud: gracias por la vida; por este lugar tan bonito que es la Tierra; Gracias papás, por vuestro amor, sacrifico y dedicación; Gracias por los paisajes que Dios nos ha dado, y gracias por la Paz; Gracias por los dones que estoy recibiendo en mi vida, por los profesores y catequistas; Gracias por mis hermanos; Hoy le doy gracias a Dios porque puedo andar, oír, ver, hablar y porque me regala un día más de vida! Son solo algunos ejemplos.
Y una más: Gracias, Señor, por haberte sacrificado por nosotros.
Aquí está la clave y el sentido de esta jornada. Aquí está la Alegría de la Misión: el sacrificio de nuestro Señor por todos y cada uno de los hombres. Aquí está la misericordia de nuestros misioneros; por eso esta Jornada se celebra en todo el mundo y todos los niños – ricos y pobres- rezan por los otros niños, y entregan una pequeña aportación, fruto de alguna renuncia.
Con su aportación, y con la nuestra, se financian proyectos de ayuda a la infancia en los Territorios de Misión, proyectos educativos, de salud y de evangelización. En Infancia Misionera todos los niños dan y reciben, abriéndose así a la universalidad (17.316.056,88€ en 2015).
No podemos dejar de ser niños, no podemos dejar de mirar con ojos de agradecimiento. Sentirse agradecido nos abre el corazón a la propia llamada de Dios a ser santos en este mundo, y además, nos abre las manos para ser agradecidos con el prójimo como verdaderos Misioneros de la Misericordia.
GRACIAS.
Fernando Zapata,
Delegado Diocesano de misiones Albacete