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27 de enero de 2011

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Jorge Fernández Sangrador, es sacerdote, director del la B.A.C., nombrado recientemente miembro del Consejo Pontificio para la Cultura y perito cualificado en el último Sínodo de Obispos que trató en tema de “Palabra de Dios en la Iglesia”, del cual es fruto esta Exhortación papal. Vino a dar una charla-reflexión a los sacerdotes de la diócesis sobre la Exhortación post-sinodal “Verbum Domini” que el Papa ha hecho pública recientemente, y también la presentación de la nueva Biblia que la Conferencia Episcopal ofrece a los católicos españoles. Aprovechamos el momento para hablar con él.

 – En pocas palabras y que lo pueda entender todo el mundo ¿Qué es la Biblia?
– Es un conjunto de libros del antiguo Pueblo de Israel y de una comunidad religiosa, el cristianismo naciente, que afirma que en Jesús de Nazaret se cumple la gran promesa de salvación. Pero estos libros no son simplemente una obra literaria, son Palabra de Dios.    

 – ¿Y por qué son Palabra de Dios?
– Porque llevan un sello especial, han sido inspirados por el Espíritu Santo. Desde siempre la tradición, verificada por el Magisterio de la Iglesia, así lo ha reconocido. Se llaman canónicos porque nos sirven como norma y guía de vida.

 – Hay mucha gente que dice que eso de leer la Biblia es complicado, ‘con mi Virgencita y mi Santo Patrón me entiendo’.
– Está bien, claro, la devoción a la Virgen y a los santos. Pero hay que ir más allá. La Biblia está en el corazón de la Iglesia. Y es precisamente la Biblia la que mejor me hacer comprender el misterio de la Virgen y de los santos. También es verdad que la Virgen y los Santos me ayudan a comprender la Biblia. Como dice la Exhortación, son precisamente los santos “una lectura viva” pues ellos han vivido como nadie de la Palabra de Dios. Naturalmente llegar a entender la Biblia necesita estudio, esfuerzo…

 – Muchas personas que leen “la Hoja Dominical” ni va a escuelas bíblicas y a universidades ¿qué puede hacer?
– Ahí están las parroquias. Las Parroquias tienen que tener escuelas, grupos donde se estudie la Biblia. En esto fue pionero el cardenal Martini cuando extendió “las escuelas de la Palabra” parroquiales en Milán. La Biblia no es un libro para leerlo en solitario, claro que puede hacerse, pero mejor hay que hacerlo en grupo, en comunidad para poder llegar más lejos.

 – Hay gente que desde una mentalidad cienticista dice que la Biblia es muy vieja y en poco puede ayudarnos a entender el mundo de hoy.
– Esto no es así. La Biblia es un libro con una gran contemporaneidad, es como dice el Papa “un códice para las culturas”, porque recoge experiencias profundas del ser humano que valen para todos lo tiempos. Hay que saber buscar su verdad que es contemporánea, llena de actualidad para el hombre de hoy. Es saber buscar lo que nos dice aquí y ahora.    

 – Este es un poco el papel de las homilías. Precisamente lo que menos gusta a la gente, los rollos de los curas. Las misas sin homilías tanto mejor.
– De acuerdo que la homilía no puede ser muy larga, y debe estar bien preparada. Pero la homilía bien hecha tiene esa misión de acercar el texto bíblico a la vida de hoy. Además ella es el puente para entrar en el misterio eucarístico, pues nos hace entender ese misterio de muerte y resurrección que celebramos. Por otra parte, desde la luz pascual entendemos luego mucho mejor el sentido de la Biblia.

 – Hay mucha gente que no va a misa, pero que tiene la Biblia en el salón, a veces un poco olvidada, tal vez como un gran adorno en la librería.
– Si así fuera, da un poco pena. Esa Biblia está gritando, cógeme, léeme, busca a otros, pues la mejor manera de leerme y entenderme es en comunidad. No me leas como un texto literario o filosófico, sino desde una vivencia de fe. Si no te acercas a mí con fe vas a entender muy poco.

 – ¿Por qué una nueva Biblia? ¿No tenemos ya  suficientes?
– Poniendo en manos de los fieles una buena versión con notas explicativas están ayudando mucho a que la gente entienda la Biblia y además así están cumpliendo con su ministerio sagrado.

 – Para terminar: una sugerencia…
– Procurad que vuestra lectura de la Biblia sea también “una lectura orante”, y en grupo, en comunidad; es la mejor manera de hacerlo. Actuando así, llegará de verdad una primavera en la Iglesia, ya que la Palabra de Dios siempre es viva y vivificadora.

 Gracias D. Jorge por este ratito que nos ha regalado.