21 de abril de 2007
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La Tierra es nuestro hogar y el hogar de todos los seres vivos. La Tierra misma está viva. Somos partes de una comunidad de vida interdependientes con una gran diversidad de formas de vida y culturas. Del cuidado de la Tierra depende la vida de todo, de todos y de todas.
El Día de la Tierra, celebrado internacionalmente por primera vez el 22 de Abril de 1970, nació para subrayar la necesidad de la conservación de los recursos naturales del mundo.
En la reciente III Cumbre Continental de Pueblos e Identidades Indígenas celebrada en Guatemala, los pueblos originarios de Abya Yala, muy conscientes de esa interdependencia de la vida, rechazaron el concepto de “recursos naturales” por su sentido mercantilista y al que subyace un uso de la Tierra como bien económico y fuente de lucro.
La historia de Guatemala, país mayoritariamente rural e indígena, tiene en la base de sus conflictos, esa idea de unos pocos que miran la Tierra sólo buscando riquezas y la tratan como una mercancía. El 80% de nuestra Tierra fértil y de muy buena calidad está en manos de tan sólo un 2% constituido por grandes finqueros, militares de alto rango, oligarcas y narco-terratenientes. La inmensa mayoría intenta sobrevivir, sin conseguirlo en muchos casos, ante un Estado cómplice de este despojo y que no logra unas políticas de desarrollo rural dirigidas a los empobrecidos y empobrecidas.
Tenemos que recuperar de nuestros pueblos mayas su reverencia a los bienes de la Madre Tierra, y pensando en la vida, mirar la Tierra como un bien esencial para todos los organismos vivos y para su equilibrio ecológico. Tener derecho a la vida implica tener derecho a la Tierra y al Agua para todos y todas.
Nuestro Petén, con una Tierra mayoritariamente de vocación forestal, se va convirtiendo en un gran potrero, un lugar de explotaciones petrolíferas y un espacio para mega represas que ya han alcanzado las zonas de la Reserva de la Biosfera Maya. Las grandes talas se suceden y se extienden las fincas ganaderas de los que nunca hemos visto consignados en los Tribunales, cuando por el contrario, sí conocemos a campesinos que han sido hasta encarcelados por sembrar un poco de maíz y frijol para alimentar a su familia.
Los pocos campesinos pobres que tienen años trabajando la Tierra, llevan un secular calvario para poder lograr su certeza jurídica, y ahora viven una nueva estación de su particular via crucis al cerrarse el Proyecto de Administración de Tierras que prometió escrituras y que, contando con un presupuesto superior a los 50 millones de dólares, no ha logrado ni un tercio de sus objetivos. Los expedientes vuelven a quedar varados en el Fondo de Tierra y en el RIC y parece repetirse la historia de promesas incumplidas.
En este día de la Tierra del 2007, el Vicariato Apostólico de Petén hace un llamado triple:
- Al Estado, sus autoridades e instituciones, y a los partidos políticos que pugnan por el Gobierno de la República en este año electoral, para que propongan políticas de Estado coherentes orientadas al desarrollo rural sostenible a favor de las grandes mayorías empobrecidas y en aras a la conservación de la Madre Tierra.
- A las familias campesinas que han logrado acceder a un pedazo de Tierra, para que no olviden que es un regalo de Dios para que lo administren bien, lo cuiden y lo hagan producir, y que no caigan en la tentación de venderlo por un poco de dinero que se convertiría en “tortilla para hoy y hambre y miseria para mañana”, y que sólo enriquecerá a finqueros o empresas transnacionales que miran la Tierra sólo con ojos economicistas.
- A toda la población, para que tengamos en cuenta que esta Tierra es nuestra morada y que nos fue obsequiada por Dios nuestro Creador, y que como buenos administradores, debemos de amarla, protegerla y cuidarla por el bien nuestro y el de nuestros hijos e hijas.