19 de octubre de 2007

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“De los pobres aprendemos cosas esenciales que, en nuestra riqueza material, hemos olvidado”

La Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND. Una jornada donde ponemos nuestra mirada a la acción evangelizadora y social de los misioneros y misioneras. Con el lema “Dichosos los que creen” el DOMUND quiere resaltar la gracia y el don de la fe. Una alegría el tener esperanza, el haber recibido la fe. Una persona que cree es un bienaventurado, un feliz, un dichoso. El misionero es la persona que ha creído en el mensaje de Jesús y así lo transmite de palabra y obra allí donde se encuentre. La Iglesia ha abierto durante los últimos quince años, cada día del año 4 obras sociales y 10 educativas. Todo esto gracias a la colaboración económica de sus fieles, en Albacete el año pasado recaudamos 154.472,07 euros para el DOMUND. Las colectas de nuestras iglesias son para las misiones, además muchos niños salen por nuestros pueblos con las tradicionales huchas dando oportunidad a los mayores para que ejerzan su solidaridad.

Javier Plá es un misionero diocesano de Albacete y lleva 6 años en Guatemala. Es uno del centenar de misioneros albaceteños y de los 18.000 españoles que están repartidos por los cinco continentes sobre todo en los países más pobres. En esta Jornada del DOMUND hablamos con él.

– Cuéntanos en qué parte de Guatemala estás como misionero

Estoy de misionero en Guatemala en el Departamento de El Petén, que limita con Méjico por la zona de Chiapas y también con la región de Cancún. Es la zona de selva del país que ha sido poblada por muchísima gente huyendo de la guerra y la pobreza. Van buscando la tierra y, como todos, vivir un poco mejor. Y con muchas dificultades vamos todos saliendo hacia delante.

– ¿Cómo es la gente de El Petén?

La gente del Petén es muy luchadora. Son muchas las dificultades, los problemas, las carencias, las necesidades,… pero en su fe y en su vida comunitaria son muy luchadores para poder lograr para sus hijos y para la comunidad el ir mejorando. La tarea del misionero es acompañar en la fe para mantener en la comunidad esa capacidad de lucha, de resistencia, de crecimiento. Éste un instrumento que vale para todo. Desde la fe nosotros podemos hacer mucho para que no dejen de soñar.

– ¿Qué proyectos concreto tenéis?

La principal tarea es la de acompañar y la de animar. Después nacen proyectos concretos. Sobre todo en esta zona están los proyectos del acceso jurídico a la tierra y los de productividad para cultivar de manera diversificada. Otros proyectos son siempre los de educación, sanidad,… Lo importante es formar promotores y promotoras que se hagan cargo ellos mismos de los proyectos pues ya podríamos mandar dinero, hacer hospitales, escuelas,.. que si luego ellos no asumen responsablemente estas tareas de nada serviría. Es una gracia que siempre hay personas con vocación que asume estos proyectos.

– ¿Estás contento?

Sí la verdad que sí. La experiencia misionera te abre el corazón y la mente. Es un nuevo mundo donde pasas de enseñar a aprender. La misión es otra realidad y pasas a ser discípulo y a aprender. Esto es muy bonito. Siempre tenemos la concepción de las misiones como un dar. Pero la misión es un dar y un recibir. Por eso tenemos que hacer cauces para dar y recibir. Cuando te abres, te encuentras con el otro siempre se aprende. Si nuestra iglesia deja de ser misionera se empobrece, retrocede, se cierra en sí misma. Desde nuestra fe bien sabemos que de mucha gente pobre aprendemos cosas muy esenciales que, a lo mejor en nuestra riqueza material, hemos olvidado. Animo a conocer más la misión y a entablar cauces para tener una comunicación más directa. Nos entrará más oxígeno y creceremos. Abrirse da vida.

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