8 de septiembre de 2009
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Carmen Gisbert es una gran mujer con 91 años de edad, que va todos los días a la tómbola, no solamente este año sino desde que se instituyó, porque sabe que ir a la Tómbola de Cáritas es ayudar a los demás.
– Carmen, ¿Desde cuándo va a la Tómbola de la Caridad?
– Desde que se vendía a 10 céntimos la papeleta. Iba con mi tío; a él le gustaba echar y yo me acostumbré.
– ¿Por qué lo hace?
– Es una obra de caridad que hay que hacer.
– ¿Qué supone en su vida ayudar a los demás?
– Me da alegría. Me sale de dentro y ayudo a los que puedo. Es una ayuda para los pobres.
– ¿Cómo es que echa todos los días? Porque para eso hace falta un dinero. ¿Cómo lo consigue?
– Desde que termina el año empiezo a poner todos los días un poquito en la hucha: Un día echo 5, otro 10, otros 1, otros 20… y va para la tómbola.
– ¿Qué les diría a las personas que piensan de otra manera?
– Que ayuden, que se acerquen también a la tómbola y Dios también les ayudará a ellas.
– A Carmen, a sus 91 años también le preocupan los demás. ¿Cómo refleja usted la ayuda a los demás en su vida?
-Estando con todo el mundo, como estoy ahora.
– A mí me consta que es una buena vecina, que se preocupa de las personas que están enfermas; se interesa si hay que llevarlas al médico.
– También, siempre que se pueda hacer. – ¿Qué es lo que más satisfacción le da en su vida? Dar alegría a los demás.
– Si tuviese que subrayar recuerdos de su vida que más paz le dejan, ¿Cuáles diría?
– Pues haber hecho una cosa y luego decir: Señor, ya está hecho, y me queda esa tranquilidad.
– María José Castillo, como amiga de Carmen que estás ahora junto a ella, ¿Qué semblanza nos darías de Carmen?
– Es curioso que una persona de esta edad tenga, en primer lugar, esa capacidad de no sentirse mayor. Ella nunca oculta su edad y no se siente mayor. Yo la he visto con personas mayores de ochenta y pico de años, y decir: tengo que ir al médico con ellas, o tengo que acompañarlas o me voy un rato con ellas… y aunque le digamos: pero si tú no puedes, Carmen contesta que sí, que es que “yo puedo”. Su alegría, también lo destacaría. Su vida no fue fácil, se quedó sin padres muy joven… a los 13 años quedó huérfana, y pese ello llama la atención a una persona joven como yo esas ganas que tiene de vivir. El detalle que yo resaltaría más de ella es la alegría para vivir que tiene.
– Carmen, alguna cosa más que le gustaría decir a las personas que vean esta entrevista.
– Que vayan todos los días a la tómbola, y si no todos los días, los que puedan. Y que vayan con alegría y con fe.