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5 de noviembre de 2017

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]L[/fusion_dropcap]a Delegación de Apostolado Seglar ha presentado el Plan de Presencias Sociales. Hablamos hoy con Fco. Javier Avilés y Emilio Flores, delegado y secretario de esta Delegación para conocer más detalles de este Plan.

¿Qué es el Plan de Presencias Sociales (PPS)?

Es una iniciativa de la Delegación de Apostolado Seglar que se encuadra dentro del 2º año de nuestra Misión Diocesana. Se trata de tres encuentros, con sus materiales de referencia, para reactivar la vocación misionera de los laicos en sus ambientes de vida.

¿Qué objetivos tiene?

Los objetivos son los mismos que los de la Misión Diocesana, animar a evangelizar a través del testimonio de los cristianos en el mundo. Ese testimonio tiene unas características y requiere una planificación y acompañamiento que sugerimos en el transcurso de los encuentros que forman el PPS.

¿Qué miedos y tentaciones hay que vencer para poner en marcha el PPS?

En primer lugar, hay que superar el prejuicio de que no sabemos, no podemos, no servimos, que no somos dignos o aptos para esta tarea misionera, como aquellos profetas que decían “si solo soy un muchacho”. Pero también es necesario vencer la idea de que no se puede hacer nada porque nuestro mundo está totalmente cerrado a Dios, que ya no hay brecha por donde anunciar el mensaje del Evangelio. Además de asumir humildemente que todo bautizado es evangelizador y reconocer que siempre hay situaciones y personas que tienen hambre de Dios, deberemos cambiar de dirección esa inercia por la que nuestra pastoral se centra solo en las actividades internas de la Iglesia.

Proponéis tener tres reuniones. En la primera, habláis de auscultar. ¿Qué es lo que habría que auscultar?

El latido del corazón misionero, evangelizador, como parte de todo discipulado. El Señor Jesús llama y envía. La fe es al mismo tiempo seguimiento de Jesús y envío por su parte para que en su nombre vivamos el Evangelio. Para ello hay que ponerse a la escucha de la Palabra, renovar el momento y la intensidad de nuestra vocación de seguidores y seguidoras de Cristo, solo así podremos escuchar, en la misma voz del que nos llamó, el encargo de compartir con Él la misión de anunciar el Reino de Dios.

Después vendría el momento de coger unos prismáticos y otear

Dice Lc 10.1, que Jesús los envió por delante, para que fueran a los lugares por los que pensaba pasar Él. Allá donde vivimos y trabajamos, en los grupos con los que nos relacionamos, Jesús va a pasar, su Espíritu va dejar posibilidades de reconocer en el Evangelio una palabra de vida eterna. En este segundo momento del PPS elaboramos un auténtico Proyecto Personal Misionero: ¿dónde, en qué situaciones y a qué personas podemos acompañar para que en un momento determinado les hagamos el anuncio del Evangelio?

Para terminar vislumbrado nuevas realidades

El único modo de que el cristiano pueda reconocer esos lugares y situaciones, de que se percate de las posibilidades evangelizadoras de sus ambientes de vida y trabajo es hacer Lectura Creyente de la vida. En la Lectio Divina leemos la Palabra desde y para la vida. En la Lectura Creyente de la vida leemos los hechos que nos acontecen, las situaciones por las que atraviesa la vida de nuestros hermanos a la luz de la Palabra. Aquí empezamos por la vida y la leemos desde la Palabra. Hay una espiritualidad misionera que radica en esta iluminación creyente de la vida cotidiana con el Evangelio. Y entonces, donde nada parecía haber, cuando parecía que era imposible pronunciar el nombre de Dios e invitar a seguirle (primer anuncio) se abren ocasiones que solo son aprovechables si vivimos esta espiritualidad de la Lectura Creyente de la vida.

¿Qué sería lo más importante a la hora de tener el Encuentro con Asociaciones y Entidades Sociales?

En primer lugar, que haya en la parroquia o asociación o movimiento cristiano al que pertenezcamos, un grupo que se plantea a quienes llamar, con la voluntad de escuchar sus inquietudes y darles a conocer el espíritu de nuestra misión. Lo cierto es que la primera ficha de esta actividad ofrece tres guiones muy concretos para preparar, realizar y revisar esos encuentros con asociaciones y entidades no eclesiales. Hay una segunda ficha que insiste en la revisión y lectura creyente de la actividad, así como en recoger unos datos que se enviarán a la Delegación de Apostolado Seglar para que sea provechosa también a nivel diocesano. 

¿Algo más que añadir?

Sin discipulado (Lectio Divina, celebración de la fe en comunidad, formación…) no hay misión, no hay envío. Pero, también es cierto que, para dar el paso del discipulado a la misión, de ponernos, como dice el Papa, “en salida”, es menester un trabajo de renovación de la vocación (auscultar), programación del testimonio en los lugares de vida (otear) y lectura creyente del paso de Dios por la vida (vislumbrar).