21 de junio de 2018
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]N[/fusion_dropcap]uestro Obispo sigue al pie del cañón en un curso donde la Misión Diocesana es la gran protagonista. Hoy repasamos con el obispo de la Diócesis, Ciriaco Benavente, todo un curso pastoral y preparamos el verano que ya se acerca.
D. Ciriaco, balance de este segundo año de la misión Diocesana
Todavía no hemos hecho la revisión del curso. El año pasado dio un balance bastante positivo. Quizá en este año se haya atenuado el entusiasmo con que buena parte de la Diócesis acogió la Misión Diocesana. Seguro que los logros se nos quedan más cortos que las opciones. Algunas parroquias han trabajado muy bien; otras, regular, y siempre quedan algunas que no entran. Ha caído muy bien la lectio divina, y ha funcionado muy bien la escuela de evangelizadores.
¿Por dónde vamos a incidir el próximo curso?
El curso próximo será el de la Misión propiamente dicha. Se está concretando la programación en estas semanas, que seguramente girara en torno a tres ámbitos: semana de la familia, jóvenes y vocaciones, acción social y caritativa. Tendremos dos importantes jornadas: sobre pastoral urbana y sobre pastoral rural. Seguiremos haciendo la lectio divinaa partir del Evangelio de San Lucas.
¿Qué hará este verano?
No tengo nada programado. Sé que me espera la complejidad de los nombramientos, que algún año me ha tenido embargado todo el verano. Confío en sacar algunos días para estar con la familia.
¿Cuál es el último libro que ha leído nuestro Obispo? ¿Algún libro nos recomienda?
He acabado de leer “Condición Humana y ecología integral” del profesor A. Domingo Moratalla. Un libro admirable que marca horizontes educativos para configurar el futuro de la humanidad sobre el hilo conductor de un humanismo integral. Pretende dar pistas para la reconstrucción de la justicia y las éticas del cuidado en un tiempo nuevo, edad ecológica de la moral. Me gusta recomendar el Quijote, que siempre sabe a nuevo. Y, por si alguno tiene ganas de algo macizo, la Divina Comedia de Dante y La Ciudad de Dios de San Agustín. Si se saben leer, os aseguro que dan luz para los tiempos que corren. Si es mucho, leed de nuevo El Principito.
En este tiempo de verano, ¿qué recomendación daría nuestro Obispo a los agentes de pastoral?
Que descansen, disfruten de la naturaleza, lean, actualicen conocimientos y recen. Los viejos directores espirituales avisaban de que los calores del verano, a la vez que calientan los cuerpos, pueden enfriar las almas.
A los padres de alumnos en edad escolar
Queridos padres:
Un número muy importante de padres con hijos en edad escolar estáis eligiendo para ellos, en estos días, la formación religiosa católica. Lo hacéis en el ejercicio libre y responsable del derecho que tenéis a que vuestros hijos reciban la formación que responda a vuestras convicciones.
Los grandes totalitarismos del siglo XX pretendieron imponer en todos los ámbitos de la educación sus ideologías, las que los sostenían y fundamentaban. Frente a tales pretensiones e imposiciones fue proclamada en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos como un grito de libertad, como la transición a un orden nuevo de libertades. Ahí se afirma – y de ello se hace eco la Constitución española “el derecho de los padres a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. La misma doctrina se expresa en el protocolo de 20 de marzo de 1952 al “Convenio Europeo para la Protección de Los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales”: “El Estado, en el ejercicio de las funciones que asuma en el campo de la educación y de la enseñanza, respetará el derecho de los padres a asegurar esta educación y esta enseñanza conforme a sus convicciones religiosas y filosóficas”.
Sin el conocimiento del cristianismo es imposible conocer la cultura europea y sus mejores creaciones. Pero, con ser esto importante, lo es mucho más por lo que el mensaje de Jesús puede aportar, en el presente y en el futuro, al bien de vuestros hijos.
El papa Benedicto XVI insistía en la necesidad de la formación religiosa de las nuevas generaciones como algo imprescindible para el desarrollo armónico, humano y espiritual de los alumnos en un momento tan crucial como es el del crecimiento y formación de la persona. La enseñanza religiosa escolar contribuye al desarrollo integral del estudiante, capacita para el diálogo interdisciplinar con las demás enseñanzas y con las personas de otras religiones y culturas, para el cocimiento del otro, así como para la comprensión y el respeto recíproco.
La mejor herencia que los padres podéis legar a vuestros hijos es transmitirles principios y valores sólidos, pautas serias de comportamiento, objetivos nobles y altos. Tengo el firme convencimiento de que el mejor modo de lograrlo es fundamentar la vida en Jesucristo, el Señor, la Verdad que nos hace libres.
Con todo afecto.
+Ciriaco Benavente
Obispo de Albacete