20 de octubre de 2019
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Francisco Javier Pla García es albaceteño y forma parte de los 11.000 misioneros españoles que hay repartidos en todo el mundo. Está en Nicaragua. Con su día a día, hace vivo y eficaz lo que anuncia desarrollando su tarea misionera con los más pobres.
La actividad pastoral, asistencial y misionera, que llevan a cabo misioneros como Pla, depende en gran parte de los donativos del Domund. En este día, nos hace una llamada a la colaboración económica.
Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo. Es el tema de este mes extraordinario misionero. ¿Qué te sugiere?
Pues yo creo que intenta sacar del imaginario de los bautizados que el tema de la misión es competencia exclusiva de los que conocemos como misioneros y misioneras. Cuando el Papa Benedicto XV escribió la Maximum Illud, para renovar el compromiso misionero de la Iglesia, y que es el motivo de que a los 100 años de su publicación se convoque este mes extraordinario misionero, digo que, al poco de publicarla, el Papa se puso en comunicación con el obispo de Burgos para que promoviera entre los obispos españoles el impulso misionero de los sacerdotes diocesanos. De ahí, nacería el Seminario Nacional de Misiones en esa ciudad y el Instituto de Misiones Extranjeras (IEME). Hasta entonces, la Iglesia española solo tenía misioneros de Órdenes Religiosas. Eso nos da una idea de la mínima comprensión que teníamos de que la misión es tarea de todas las personas que han sido bautizadas. Yo creo que este lema nos quiere hacer encontrar el sentido misionero de nuestra adhesión de fe a Jesucristo. Si hemos sido bautizados, si gratis se nos ha dado la experiencia de un Jesús que murió por nosotros y que está vivo a nuestro lado para acompañarnos, fortalecernos y liberarnos, también gratis debemos de dar, comunicar, contagiar, compartir y anunciar a este Jesús. Este es el sentido de la misión y lo tenemos que vivir estemos donde estemos.
¿Cómo estás viviendo el mes misionero extraordinario en Nicaragua?
Pues yo puedo hablar de nuestra diócesis de Siuna y, en concreto, de la Vicaría de la Moskitia que es donde me encuentro. Aquí fui enviado por mi diócesis, a través del IEME, para testimoniar el impulso misionero de la Iglesia de Albacete. Esta es una zona muy misionera y está en la conciencia de la mayoría de los católicos que la misión de la Iglesia la tenemos que llevar entre todos los bautizados. ¿Cómo es posible que dos sacerdotes, que estamos en la parroquia de San Pedro Apóstol en Puerto Cabezas, podamos atender un núcleo semiurbano de 70.000 habitantes con 10 comunidades con su capilla y, además, 25 comunidades regadas entre el mar, ríos, lagunas y un inmenso llano? Pues el secreto es la conciencia misionera de muchos hombres y mujeres que animan y organizan las distintas pastorales y comunidades. Este mes extraordinario nos está sirviendo para potenciar más la Iglesia en salida, de la que tanto habla el Papa Francisco. También aquí está la tentación de encerrarse en la capilla, de reducir la misión a actividades «ad intra» de la comunidad y, por eso, hemos organizado actividades que obliguen a los grupos a esa salida misericordiosa que lleva vida a los hogares y a las distintas realidades heridas de nuestras gentes.
¿Cómo podemos vivir intensamente este mes en la Diócesis?
Pues yo ya he visto toda una serie de actividades que ha programado la Delegación de Misiones y que van en la línea de lo propuesto por el Papa para vivir este mes.
Yo creo que en cada bautizado, cada grupo, cada movimiento, cada comunidad, cada parroquia y la Diócesis entera debe retomar todo lo trabajado en los años anteriores sobre la Misión Diocesana y seguir profundizando y poniendo en práctica muchas iniciativas que se han trabajado. Yo estoy lejos físicamente, pero algo he ido conociendo y todo el tema de la lectio divina, de grupos misioneros, de presencias, etc. se deben de ir fortaleciendo e implantando más para tener una Diócesis con más bautizados misioneros y con más cauces para vivir la misión. Ahora bien, todo esto exige una conversión misionera constante y permanente. Hay que hacer cambios que ayuden a la misión en el Albacete de hoy. Yo creo que la experiencia de iglesia misionera de estas latitudes puede hacer algunas luces para allá.