17 de diciembre de 2017
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]S[/fusion_dropcap]ebastián Mora Rosado ha sido hasta el pasado jueves el secretario general de Cáritas Española durante los últimos ochos años. Casado, padre de tres hijos y licenciado en Filosofía. Lleva vinculado a Cáritas desde 1993 y posee una larga experiencia de trabajo en el campo de la acción social. Estuvo en Albacete para impartir la conferencia inaugural de la XX Asamblea de Cáritas Diocesana.
Sebastián, has venido a presentar el Plan de Mejora 2017-2020. ¿Cuál sería el objetivo de esta estrategia?
Cáritas tiene que mejorar siempre para estar más cerca de las personas que sufren, de los empobrecidos. Nuestra identidad, que brota del evangelio, supone estar al lado del ciego que no ve, del cojo que no anda, del preso, de todo aquel que tenga una necesidad y cualquier Plan de Mejora de Cáritas tiene que servir para que estemos más cerca de quienes nos necesitan para transformar su situación en presencia del reino de Dios, de justicia, de bondad y de misericordia. En este sentido, el Plan de Mejora tiene cuatro características que entroncan con la misma identidad de Cáritas:
- Una invitación a ver la realidad, pero no como un estudio sociológico, si no a sentirla.
- Una invitación, como decía el papa Francisco, a hacer caricia de la Iglesia a su pueblo.
- Una invitación a construir comunidad. Si una revolución hay que hacer, hoy en día, en nuestra sociedad individualista es la de generar comunidad.
- Una llamada a la imaginación que nos haga recrear las acciones que hacemos y a inventar acciones nuevas siempre buscando el fin para el que existe Cáritas: que el Señor reine en aquellas situaciones de pobreza que existen en nuestra sociedad.
¿Quién debería llevarlo a cabo?
Pues debería hacerlo la Iglesia porque Cáritas es Iglesia y a ella estamos convocadas todas las personas creyentes de Albacete. No es un plan tan solo para los “especialistas”, también lo es para toda la Iglesia Diocesana, aunque esté más enfocado a las Cáritas parroquiales, a los espacios arciprestales, a la Cáritas Diocesana y a esos otros espacios que dependen de la Fundación El Sembrador y que generan economía social y solidaria.
¿Hay previsto algún calendario para su aplicación?
Pues se prevé su puesta en marcha hasta 2020 y hay una serie de objetivos que irán poco a poco construyendo ese Plan que será impulsado y gestionado por Cáritas Diocesana. A mí me toca más animar, motivar y dar horizontes para que este Plan tenga una buena energía.
Hoy en día Cáritas apuesta por lo comunitario, ¿De qué manera podemos mejorarlo y ponerlo en práctica?
Pues yo creo que hay que empezar por abajo, para que nuestras Cáritas parroquiales sean verdaderos espacios comunitarios, no solo despachos de acogida atendidos por voluntarios. Para ello, necesitamos distintos niveles; ser comunidad en la propia Cáritas parroquial. Porque, a veces, sólo somos personas que prestamos de manera diferenciada una labor, pero sin embrago tendríamos que ser ejemplo de ser un grupo comunitario, una comunidad en acción. Eso significa tener métodos comunitarios, métodos participativos y huir de los personalismos.
Hay otro paso que me parece clave: que Cáritas sea comunidad en el conjunto de pastoral de la parroquia. Que seamos una verdadera “comunidad de comunidades” y estemos insertos en la pastoral de conjunto de la parroquia.
Y, en tercer lugar, ser comunidad con las personas empobrecidas. Las personas empobrecidas no son objeto de nuestra acción, sino que son sujetos de la acción. Por tanto, toda la acción socio caritativa tiene que ser un diálogo entre sujetos, un espacio de acogida a personas, especialmente a aquellas más vulnerables que en otros sitios no son tratadas como tales
Para ello es fundamental el papel del voluntariado, ¿Qué es lo que nunca debe olvidar en su tarea?
Nunca debe perder de vista la espiritualidad que lo sustenta. Cuando tenemos enfrente a una persona que sufre, es el mismo Dios al que tenemos y desde ese entronque se pueden construir otras muchas cosas, pero no puede falta esa encarnación de un Dios que se hace pobre entre los pobres.
Cáritas está inmersa en una campaña que nos invita a mejorar el mundo desde nuestro compromiso como medio para contribuir a la mejora de todo lo que nos rodea.
Estamos convencidos de que nuestro compromiso puede cambiar el mundo. El compromiso, la vinculación, los lazos y la entrega abren una gran ventana de esperanza, que es lo que más necesita nuestra sociedad; sentido, horizonte y esperanza.
¿Está satisfecho con la respuesta que Cáritas está dando a las necesidades de la sociedad?
Estamos profundamente satisfechos, pero también somos tremendamente inconformistas mientras exista alguien que sufra. Tenemos que disfrutar de lo hecho, pero tenemos que ponernos en camino por todo lo que nos queda por hacer, que nunca levantemos la vista del sufrimiento de las personas, que no dejemos de profundizar en un alma que tiene que ser misericordiosa y que nunca nos dejemos robar la esperanza porque es lo que nos sostiene y nos alienta.