14 de noviembre de 2010

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Hoy celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Es como el ‘día de la Madre’. La Madre que acoge a todos, que aguanta con entereza las críticas de los hijos cuando están en la edad tonta de la rebeldía; Madre que siente en su corazón las discordias de los hermanos: Madre-Iglesia que siempre tiene sus brazos abiertos para acoger al que vuelve, para recibir con alegría al que llega por primera vez. La Madre-Iglesia que nos da a Jesucristo. La Madre-Iglesia que ensancha su mesa para todos los necesitados, para los más pobres, para los que tienen hambre, para  cuidar a todos los marginados: los de cerca y los de lejos sin distinción de razas o credos. Comparte lo que es y lo que tiene con todos y nos anima a los que nos sentimos hijos a que no nos quedemos al cobijo de sus muros, sino que escuchando el mandato del Señor salgamos proclamando a plena voz que Cristo vive y se manifiesta en el amor a todos.

En este día de la Madre-Iglesia Diocesana damos gracias al Señor por pertenecer a esta familia y con la que colaboramos con lo que podemos para cubrir las necesidades materiales y espirituales.

La aportación principal y colectiva que hacemos es cuando realizamos la Declaración de la Renta y en el impreso ponemos la ‘X’  en la casilla de la Iglesia Católica. Desde el año 2008 la Iglesia ya no recibe nada del Estado. Así es que la Iglesia depende principalmente de esa aportación que hacemos al poner la cruz. Esto no supone que paguemos más sino que, de lo que pagamos el Estado entregará obligatoriamente, el 0,7%  a la Iglesia Católica, a otras confesiones religiosas, o a fines sociales (según donde pongamos la cruz).

Además de esta aportación, hoy tenemos la posibilidad de contribuir por medio de las colectas dominicales, cuando nos pasen la bandeja o el cestillo en las misas. También podemos colaborar mediante aportaciones periódicas con domiciliación bancaria, así como otros donativos según nuestras posibilidades.

Con ese dinero la Madre-Iglesia Diocesana casi hace el milagro de ´la multiplicación de los panes´ porque las necesidades son cada vez mayores y, en este tiempo de crisis, es difícil llegar a todo pero para ello nuestra Madre-Iglesia cuenta con la mayor riqueza: EL VOLUNTARIADO. Gracias a Dios, nuestra Madre-Iglesia tiene el voluntariado más numeroso: en Albacete más de 5.000 personas se ofrecen para ayudar en todos los campos: Cáritas, Catequesis de niños, jóvenes y adultos; Atención a Enfermos, Voluntariado del Comedor de la Institución Benéfica S.C., Residencias o Asilos de Ancianos, Pastoral Penitenciaria,  etc. Allá donde surge una necesidad enseguida acuden los voluntarios para ayudar.

Citamos alguna cifras generales de España para sentir la alegría de la colaboración, de la hermandad y así nos animemos a colaborar con entusiasmo:

La Iglesia, además de la atención a lo religioso, atiende también a:

  • Cerca de 1.400.000 niños que asisten a centros educativos de la Iglesia.
  • Más de 200.000 inmigrantes en distintos Servicios y Centros.
  • Los privados de libertad de 77 cárceles españolas.
  • Más de 50.000 niños y jóvenes de educación especial.
  • Más de 25.000 huérfanos.
  • Más de 57.000 ancianos.
  • La Iglesia trabaja a diario en:
  • Más de 200 centros hospitalarios, 
  • 876 casas para ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos.
  • Cerca de 900 orfanatos y centros para la tutela de la infancia.
  • Más de 300 guarderías.
  • 365 centros especiales de educación o reeducación social.
  • 144 centros de caridad y sociales y 300 consultorios y centros para la defensa de la vida y la familia.
  • 147 países donde están cerca de 18.000 sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares en misiones.