8 de julio de 2007
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]S[/fusion_dropcap]i alguien preguntara a un peñero: “¿Por qué corres el Cristo cada año?” seguro que habría muchas respuestas: “se lo ofrecí para que me echase una mano en tal asunto”, “se lo ofrecí por un familiar enfermo” o “quería agradecerle tal cosa”.
Pero en la mayoría de los casos la respuesta es diferente. Muchas veces lo corremos por vocación, porque sabemos que Él nos necesita, porque el Cristo me llama, porque sentimos la necesidad de hacer algo por nuestro pueblo, por nuestra gente. En la mayoría de los casos es porque sabemos la necesidad de Cristo que tanta gente de nuestro pueblo tiene. Necesidad de verle, de tocarle, de pedirle, de darle gracias. ¡Esto es la vocación!
Dios sigue llamando. Al principio no sabemos definir muy bien a que nos llama. Pero lo sentimos. Sentimos su voz como un susurro que nos llama, que nos invita a llevarle a los demás. Nos llama a saciar la sed de Dios que tiene nuestro mundo. A saciar la sed de amor. En el fondo todos lo sabemos: Dios nos llama. Pero hacemos oídos sordos y nos ponemos el mp3.
Sí, te llama a correr cada año en la traída y llevada del Cristo y te llama a dar la vida como Él lo hizo. Entera. Sin reservas. Hasta la cruz. Hasta las últimas consecuencias. Vocación es llevar a Cristo a hombros y en el corazón. Es agarrar muchas manos en el camino. Es sudar cada día porque llegue a cada corazón. Es cargar con su propia cruz. Es abrir los brazos y el costado. El que te llama a correr, te llama a dar la vida. El que te llama a llevarle del Sahúco a Peñas y de Peñas al Sahúco es el mismo que te llama a llevarle al mundo entero.
Si Dios quiere me ordenaré sacerdote el 14 de Julio y aprendí a dar la vida mirando a Cristo crucificado, al Cristo del Sahúco. Miradle, sentirle, dejaos amar, no tengáis miedo pues el que te llama es fiel y nunca retira su palabra. Te necesita. No puede llegar a los corazones sin ti. Te llama a dar la vida, a ti y a mí. No te guardes nada y recuerda sus palabras: “quien pierda su vida por mi la encontrará”.