26 de febrero de 2017
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Como complemento del I Curso de Animadores Bíblicos, el Servicio Bíblico Diocesano organizaba una conferencia que contó con la presencia de Santiago Guijarro, profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca.
El profesor explicó que el Evangelio de San Marcos es un relato, un aspecto que con frecuencia se pierde de vista, ya que leemos el Evangelio en la Eucaristía o en la lectura personal de forma fragmentada y, esos trocitos forman parte de una narración completa. Por ello, invitó a los oyentes a leer el Evangelio como un relato, es decir, entero.
Para Guijarro hay tres aptitudes básicas a la hora de realizar una buena lectura del Evangelio:
- Pasar de una lectura fragmentada a una visión de conjunto. Se basa en el hecho de que el Evangelio de Marcos fue pensado como un relato y no para ser leído por trozos.
- Pasar de una lectura moralizante a una lectura propiamente evangélica. Se trata de evitar una lectura que busca enseguida una consecuencia moral.
- Pasar de una lectura distanciada a una lectura implicada. Es decir, una lectura en la que el lector se implica, se deja captar por el relato, para así irse transformando.
La composición del Evangelio de Marcos es fruto de una serie de tradiciones que utilizó a la hora de escribir, como el creciente interés de los grupos de discípulos por aclarar la identidad de Jesús. Otra, las pequeñas colecciones de relatos de Palestina, fruto de la memoria de los primeros cristianos sobre Jesús. Todos estos elementos los incorporó en un relato; de ahí el éxito del texto.
El profesor describió los diferentes elementos del relato. Entre ellos, destacó los lugares donde suceden los acontecimientos que no son neutrales: el desierto, la casa, el monte… Todos esos escenarios están simbolizados en Marcos.
También los tiempos: la Pascua no es lo mismo que el tiempo normal. Los personajes, la forma que son caracterizados definen mucho su naturaleza. Y por último hay que poner atención a la trama, es decir, cómo se va desarrollando la historia. Se trata de descubrir donde está la intriga que constituye la esencia del relato y, como el narrador, que nos cuenta la historia de una manera particular, nos involucra en ella.
El objetivo de Marcos es transformar la idea que sus lectores tienen de Jesús. El Evangelio empieza con una afirmación aceptada por todos: Jesús es el Mesías. Pero lo que está en juego es que tipo de Mesías es Jesús. A los lectores les da una buena pista cuando al principio, en el Bautismo, la voz del cielo afirma que Jesús es el Hijo de Dios. Pero en realidad los lectores no saben muy bien lo que eso significa. Poco a poco, a medida que se desarrolla el relato se va desvelando. Es al final en la Pasión cuando llega la plena revelación. Donde se ve de qué manera particular Jesús es el Mesías.
Para finalizar, una de las formas de entrar en el relato es con los personajes que están con Jesús y ahí hay de todo: unos que lo aceptan, otros que lo rechazan, otro grupo que lo observa de lejos… pero hay un grupo que son los discípulos que le siguen de cerca, que le conocen bien. Entonces la manera de implicarnos en el relato es ponernos en la piel de los discípulos porque en el fondo esa es nuestra situación con respecto a él.