5 de diciembre de 2008
|
68
Visitas: 68
[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]T[/fusion_dropcap]onino, Samuel, D. Carlos… Son los personajes de una historia, de un trato personal, que comienza “casualmente” en una clase de Geografía. Ese trato desemboca en una amistad que guarda, a su vez, un tesoro mayor: El descubrimiento de la Persona de Jesús, que lleva a la transformación de la vida: porque se llena de sentido.
Este es el argumento que utilizan los seminaristas del Teologado de Orihuela-Alicante para ofrecer una propuesta de trabajo pastoral con niños. Los seminaristas de nuestra Diócesis, al desarrollar su formación en Orihuela-Alicante, tuvieron la suerte de participar en el proyecto del libro tomando parte activa en la comisión que desarrolló los esquemas y la redacción que dio lugar a la edición de esta propuesta. La 1ª edición del libro fue modesta, pero tuvo eco en el semanario Alfa y Omega. Durante las Jornadas Nacionales de Pastoral Vocacional en Madrid en noviembre de 2007, se dio a conocer el libro, teniendo una buena aceptación por parte de los participantes. Posteriormente el Obispo de Palencia, con su carta a los monaguillos en forma de cómic, ayudó a darlo a conocer más todavía. En las páginas web de algunas diócesis han hecho referencia a la publicación del libro. Actualmente la edición cuenta con tres re-impresiones.
El libro no es simplemente una historieta más o menos bien hecha, sino que es la excusa para desplegar todo un “plan de formación” que está basado en las orientaciones de Juan Pablo II en la Exhortación “Pastores dabo Vobis”. Las dimensiones humana, intelectual, espiritual, comunitaria y pastoral, han sido convenientemente adaptadas, tal y como se explica en la introducción del libro, para que esta propuesta sea integral y ayude a lo que realmente importa: el encuentro del niño con la Persona de Jesús y el descubrimiento (en su debido momento) de lo que Dios quiere de él, sea la vocación que sea.
Puede, en efecto, ser una ayuda positiva para el trabajo con monaguillos y una aportación para caer en la cuenta de la necesidad de dar respuesta a las invitaciones de Jesús a seguirlo (Él nos indica el camino de nuestra vida: nos va la vida en ello), sin olvidar nunca que hemos de pedir al Dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies, lo primero que hay tener en cuenta.