5 de mayo de 2013
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Celebramos la Pascua del Enfermo en el sexto domingo de Pascua, 5 de mayo, profundizando en la Parábola del Buen Samaritano, con el mandato que nos da el Señor “Anda y haz tú lo mismo” (Lc. 10, 37), “haciendo patente nuestra preocupación y entrega a estos hermanos nuestros, preferidos del Padre, y por tanto, de la comunidad parroquial”, afirma el delegado diocesano de Pastoral de la Salud, José Serrano Navarro.
A todos los enfermos, a quienes padecen enfermedades crónicas y a los ancianos que en su enfermedad no pueden salir de su casa o están en las residencias, “les decimos que Jesucristo está con ellos: se encarna en su situación para acompañarles, fortalecerles, entendiéndoles y consolándoles, porque Aquél que ha sufrido toda clase de sufrimiento físico, moral, espiritual… Aquél que ha muerto en una cruz… está vivo. Dios lo ha cogido y lo ha sublimado. En Jesucristo está la respuesta: el sufrimiento forma parte de su propia divinidad y de esta manera está con nosotros”, nos explica José Serrano.
El delegado diocesano de Pastoral de la Salud se refiere a este día como el Día Parroquial del Enfermo, en el que los enfermos se encuentran con la comunidad a la que pertenecen, y ésta les acoge. “Recibimos a los hermanos y hermanas nuestros que en su enfermedad, se han alejado de su parroquia, pensando que ya no son útiles y se han retirado en soledad”.
“No podemos permitir –aclara con contundencia José Serrano-, que sientan que ya no sirven, porque es todo lo contrario: el enfermo tiene una colaboración muy importante con la misión de la Iglesia y es capaz de dar luz a muchas situaciones. Intentamos hacerle ver que la Iglesia valora mucho su sacrificio y su oración, con la que se puede hacer mucha labor de la Iglesia”.
Del mismo modo, es resaltada la pertenencia del enfermo a su comunidad parroquial, que nunca se rompe.
“El enfermo no es sólo la persona que recibe nuestra acción, sino que realiza la misión de la Iglesia desde su situación personal. Son miembros activos de la comunidad, desde su oración, desde el sacrifico, desde su unión más íntima con ese Cristo que está sufriendo”.
Este Día Parroquial del Enfermo puede ser celebrado en otra fecha, dependiendo de las parroquias, y en una celebración en la que también se dará de manera comunitaria el Sacramento de la Unción de Enfermos.
“En cualquier caso, -añade José Serrano-, hemos de participar activamente en esta Pascua del Enfermo, acercándonos a la realidad de los enfermos, en ofrecimiento y oración al Señor por su situación. Y también, mirando a nuestro alrededor y preocupándonos por si faltamos alguno, y si es por enfermedad. Debemos ir a ellos, para que se sientan totalmente vinculados a la comunidad”.
Los agentes de Pastoral de la Salud de las parroquias realizan una labor muy importante. Enviados por la comunidad, van a acompañar a los enfermos y su compañía es siempre de escucha, de estar al lado, y para llevarles la noticia de la comunidad y de éstos, a la comunidad. “La celebración de los sacramentos nos tiene que llevar al mundo en el que Jesús estuvo: con las personas que sufren, con los enfermos, y especialmente con los enfermos marginados”, señala José Serrano.
Frater: Nuestras capacidades superan nuestras limitaciones
Frater, o Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad, es un movimiento cristiano de carácter local, nacional e internacional, que creó el Padre François en 1945, en Verdun (Francia), para poner en contacto a los enfermos y discapacitados, entre sí. En Albacete, Frater participa en Acción Católica, en la Pastoral de la Salud y sus miembros se reúnen en la Parroquia de Fátima, donde reside su consiliario, Francisco San José.
Mª Del Valle Palacios nos cuenta que “la responsabilidad más importante que cumplen tanto los enfermos como los voluntarios es vivir la Frater, que se puede hacer de muchas formas: visitar a los fraternos (especialmente cuando no pueden salir de casa); hacer compañía; llamar en fechas señaladas (cumpleaños y santos); contactar con nuevas personas… En definitiva, preocuparnos unos por otros y cuidarnos”.
“Todo el mundo está invitado a venir y conocernos, tanto enfermos o discapacitados, como voluntarios”. Una frase del Padre François –nos comenta-, inspira nuestro día a día: “Nuestras capacidades superan nuestras limitaciones”. Siempre, estemos como estemos, o tengamos el problema que tengamos.