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9 de febrero de 2015

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l 11 de febrero celebramos la Jornada Mundial del Enfermo. En su mensaje para este día, el Papa Francisco se dirige a todos los que llevan «el peso de la enfermedad» y de diferentes modos están unidos «a la carne de Cristo sufriente»; así como a los profesionales y voluntarios en el ámbito sanitario. El Pontífice argentino nos invita a meditar la expresión del Libro de Job «Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies» (Jb 29,15).

El Papa señala en el texto que «cuando la enfermedad, la soledad y la incapacidad predominan sobre nuestra vida de donación, la experiencia del dolor puede ser lugar privilegiado de la transmisión de la gracia y fuente para lograr y reforzar la sabiduría del corazón».

La sabiduría del corazón «no es un conocimiento teórico, abstracto o fruto de razonamientos», precisa Francisco, sino una «actitud infundida por el Espíritu Santo en la mente y en el corazón de quien sabe abrirse al sufrimiento de los hermanos y reconoce en ellos la imagen de Dios».

La sabiduría del corazón también “es salir de sí hacia el hermano. A veces nuestro mundo olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la cama del enfermo, porque estamos apremiados por la prisa, por el frenesí del hacer, del producir, y nos olvidamos de la dimensión de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro”.

Por este motivo, el Pontífice pide al Espíritu Santo la gracia de comprender «el valor del acompañamiento, con frecuencia silencioso, que nos lleva a dedicar tiempo a estas hermanas y a estos hermanos que, gracias a nuestra cercanía y a nuestro afecto, se sienten más amados y consolados».

Por último, añade que «las personas sumidas en el misterio del sufrimiento y del dolor, acogido en la fe, pueden volverse testigos vivientes de una fe que permite habitar el mismo sufrimiento, aunque con su inteligencia el hombre no sea capaz de comprenderlo hasta el fondo».