26 de mayo de 2007
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Dos de las iniciativas surgidas estos días son un claro ejemplo de lo que va a ser la llamada Educación para la Ciudadanía: una es la publicación de una guía para profesores de esta asignatura recomendada por el MEC que incluye el cómic pornográfico “Alí Baba y los 40 maricones” –guía de sexo seguro para gays con “artísticas fotografías”- y otra es el manual del profesor para la asignatura propuesto por la Asociación de Desarrollo Comunitario en Áreas de Aragón (ADCARA) donde también se dedica un amplio espacio a la educación sexual “según las sensaciones de los cuerpos”.
CONCAPA rechaza terminantemente los dos modelos presentados –que ponen al descubierto lo que para el Gobierno de España y para el de la Comunidad Autónoma de Aragón supone enseñar ciudadanía.
Para enseñar valores a nuestros hijos, además de ser necesario acreditar el prestigio y la moralidad de los que pretenden convertirse en ejemplo –aunque sea teórico-, es imprescindible la aceptación por parte de los padres; y los padres, mayoritariamente, rechazamos esta intrusión irresponsable y antipedagógica de estos poderes públicos.
Es más, recomendamos a las familias que interpongan las acciones civiles y penales que consideren oportunas frente a quien tenga la osadía de enseñar estos contenidos a nuestros hijos reclamando los daños y perjuicios que pudieran causarles como consecuencia de una posible perversión de menores. Si este es el modelo de ciudadano del Presidente de Gobierno o de la Ministra de Educación no cabe otra opción que la objeción de conciencia, sin perjuicio de que CONCAPA remita carta a la Ministra de Educación pidiéndole que dimita por ser gravemente perjudicial para la educación moral de nuestros hijos.
De igual forma, prevenimos a los padres para que estén atentos ante algunas Organizaciones que dicen representarles, siempre a favor de lo que diga este gobierno aunque se trate de barbaridades tan dañinas para los menores como las expuestas.
Igualmente, no es de recibo que, en pleno período electoral, los candidatos no se “mojen” indicando si, ante los hechos denunciados, son o no partidarios de la objeción de conciencia porque su respuesta es fundamental para que muchas familias decidan su voto.
Parece claro –y ya no le sirve al Ministerio de Educación esconderse en eufemismos- que en España, con la excusa de mejorar la convivencia, la Educación para la Ciudadanía pretende equiparar la conducta heterosexual con la homosexualidad, la bisexualidad y otras conductas sexuales, cuando son muy distintas y no todas se corresponden con la naturaleza. Incluso si para ello es necesario recomendar publicaciones pornográficas como ha hecho el MEC, con claro ánimo de promover la homosexualidad. Ya tuvimos el año pasado la guía de Castilla-La Mancha donde se pretendía adoctrinar en el mismo sentido.
Por otra parte, CONCAPA considera que se está pretendiendo confundir a los niños y niñas señalándoles que no tiene importancia su identidad sexual, que lo importante son los sentimientos, y que su género depende de los mismos. Planteamiento absolutamente erróneo para millones de familias.
Finalmente, exigimos a los poderes públicos que no se entrometan en la formación moral de nuestros hijos inculcándoles su “ideología de género”, a la par que reivindicamos nuestro derecho a su educación heterosexual y, en todo caso, a que reciban la educación que esté conforme con los criterios y convicciones de los padres.
CONCAPA plantea la objeción de conciencia para la EpC –asignatura no consensuada e impuesta por el Gobierno- como forma efectiva de defender nuestros derechos, por considerar que esta materia va más allá del ámbito estrictamente educativo, traspasando sus límites pretendiendo adoctrinar a nuestros hijos.
No podemos confiar en esta asignatura y cada vez más voces nos lo demuestran y, por ello, tenemos el derecho y la obligación de defender nuestros derechos y libertades y, sobre todo, los de nuestros hijos.
Finalmente, CONCAPA hace un llamamiento a todas las familias para presentar cuanto antes la objeción de conciencia ante los centros sin renunciar a otros planteamientos que permitan la defensa de nuestros derechos.