21 de enero de 2008
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La Infancia Misionera celebra el domingo su Jornada y lanza su campaña animándonos a todos, pero especialmente a los más jóvenes, a ponernos “manos a la obra”. Cuando en el mundo hay 300 millones de niños y niñas amenazados de muerte por el hambre; cuando 275 millones de chicos y chicas sufren cada año episodios de violencia doméstica; cuando 218 millones se ven obligados a trabajar y a no poder ir a la escuela; cuando más de 1,8 millones son arrastrados a la prostitución y pornografía; y cuando 250 mil son adiestrados hasta convertirlos en niñas y niños soldado, no es justo, y mucho menos cristiano, quedarse de brazos cruzados.
Frente a esta dramática realidad, una escuela de formación en los valores evangélicos, como es la Infancia Misionera, pide manos dispuestas a acabar con estas situaciones de cruel injusticia; manos capaces de seguir el ejemplo de Jesús y de innumerables misioneros y misioneras que entregan sus vidas al servicio de sus hermanos más necesitados, más indefensos, más “machacados”…
La urgencia de una respuesta es evidente. Todos hemos de arrimar el hombro, porque la tarea a la que hay que enfrentarse es titánica. Pero para la Infancia Misionera son los niños los auténticos protagonistas, ellos tienen un papel importante en nuestra Iglesia. Ellos, pequeños misioneros en las tareas diarias, ayudan a otros niños.
De este modo, no sólo se consigue aliviar la situación en la que se encuentran muchos niños y niñas en el mundo, sino que además se garantiza el futuro misionero de la Iglesia. Sólo cuando las manos de nuestros hijos e hijas se habitúen a la acogida, a la fraternidad sin fronteras de razas y culturas, a la solidaridad con los más pobres, a compartir la fe y el Evangelio, sólo entonces se podrá comenzar a soñar en un mundo tal y como Dios lo quiso para toda la humanidad.
Este protagonismo que adquieren los niños en esta su Jornada no exime, sin embargo, a los adultos cristianos de sus responsabilidades. Ellos también son convocados por la Infancia Misionera para que con su testimonio y su palabra, de padres, educadores, catequistas, sacerdotes, agentes de pastoral,… estimulen la conciencia misionera de los niños de hoy. Si queremos cambiar la marcha de un mundo salpicado por las guerras, por la injusta desigualdad entre ricos y pobres, por el drama del hambre o la inmigración…, pongámonos ¡¡¡manos a la obra!!!.
NECESIDADES DE INFANCIA MISIONERA
La Obra Pontificia de la Infancia Misionera trata de ayudar a los misioneros y misioneras que trabajan en los países donde los niños:
- Son víctimas del hambre o la enfermedad: 6 millones de niños menores de 5 años mueren cada año por falta de alimentos; 180 millones de menores de 10 años padecen desnutrición; 8 millones mueren al nacer por enfermedad o desnutrición de la madre; 14 millones son huérfanos por causa del VIH/SIDA; 100 millones son “niños de la calle” que malviven en la calle porque carecen de hogar.
- Sufren las consecuencias de la guerra: 2 millones mueren por causa de la guerra; 6 millones son heridos en los conflictos bélicos; 600.000 niños son obligados a ser “niños soldados”.
- Son explotados laboral o sexualmente: 250 millones de niños entre 5 y 14 años están bajo la esclavitud laboral; 1 millón de niñas son objeto del comercio sexual.
- No tienen posibilidades de ir a la escuela: 130 millones de niños no van a la escuela.
- No han sido evangelizados: Tres cuartas partes de los niños no conocen el evangelio y aun no han sido bautizados.
LOS NIÑOS AYUDAN A LOS NIÑOS
Infancia Misionera promueve en Albacete que “los niños ayuden a los niños” por medio de la oración (rezando un avemaría todos los días por otros niños), limosna (donativo a la campaña) y la formación (recibiendo la revista Gesto y participando en los encuentros).
La Obra Pontificia de Infancia Misionera ayuda con las aportaciones de los fieles de todo el mundo a la creación y sostenimiento de: Más de 7.000 dispensarios Unos 2.000 hospitales Cerca de 3.000 orfanatos Más de 15.000 escuelas maternales Más de 50.000 escuelas primarias y medias.
Para colaborar puedes hacerlo a través de tu parroquia. Si en tu parroquia no hacen la colecta puedes ofrecer tu donativo directamente a la Delegación de Misiones que está en el Obispado de Albacete.