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22 de enero de 2014

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Espero que hayáis tenido unas Navidades muy felices y que hayáis empezado el nuevo año con ilusiones nuevas, con más ganas de estudiar y de ser cada día mejores.

Hoy os escribo de nuevo porque se acerca una fiesta muy vuestra: la Infancia Misionera, que celebraremos el domingo, 26 de Enero.

Vivimos en una sociedad consumista, que muchos aprovechan para hacer de las fiestas una incitación al consumo. Pues bien, la fiesta de la Infancia Misionera no incita al consumo, sino a compartir. Compartir con otros niños del mundo para que lleguen a ellos también los bienes materiales y espirituales de los que vosotros gozáis: el pan, la salud, la cultura, los avances técnicos y sanitarios, la libertad, la alegría, el amor, la fe.

Me ha alegrado en muchas ocasiones leyendo los proyectos que los niños de España habéis hecho posible otros años a través de la obra de la Infancia Misionera: ¡Cientos de proyectos! Entraban hospitales, dispensarios, escuelas, comedores…., distribuidos por los países más pobres de África, Asia y América. Y eso, porque niños como vosotros han puesto los medios para que otros muchos niños, que carecen de todo, puedan gozar de algunos de los bienes de que vosotros gozáis.

El lema de este año lo dice todo: “LOS NIÑOS AYUDAN A OTROS NIÑOS” ¿Os animáis a participar? Ya veréis qué bien os sentís, porque, os aseguro que es verdad, “hay más alegría en dar que en recibir”. Y, además, ¿lo recordáis?, ayudando a otros sois misioneros. Porque se es misionero cuando uno no se contenta con una vida egoísta, vacía de sentido y esperanza; cuando uno no busca ser un héroe de cartón-piedra, como los de la Tele , ni un héroe meramente virtual, como los de los videojuegos Se es misionero siguiendo a Jesús en lo que nos pida.

Una vez, hace años, encontré en una revista misionera un precioso Decálogo. Encaja muy bien con la fiesta de la Infancia Misionera y con el lema “Los niños ayudan a otros niños”. A ver si estáis de acuerdo y os gusta:

1.- Un niño misionero mira a todos los hombres con ojos de hermano.

2.-Un niño misionero conoce a Jesús, ama como Jesús, no se avergüenza de hablar de Jesús.

3.-Un niño misionero reza todos los días a su Padre Dios por sus hermanos, los niños de todo el mundo, y quiere que conozcan a su Madre la Virgen.

4.-Un niño misionero siempre dice ¡Gracias!

5.-Un niño misionero goza de poder dar, y de que los otros también puedan gozar al darle a él.

6.-Un niño misionero está alegre en el servicio a los demás.

7.-Un niño misionero sabe que su persona es más necesaria que su dinero.

8.-Un niño misionero es generoso, aunque le cueste.

9.- Un niño misionero busca soluciones y las encuentra.

10- Un niño misionero siempre piensa en plural, siempre dice “nosotros”.

Ahí tenéis diez maneras de ser misioneros y de compartir hoy. Cada uno puede completarlas añadiendo las mil y una maneras con que un niño puede ser misionero.

Vuestro Obispo cuenta con vosotros, porque, como os he dicho otras veces, sé que tenéis “las manos siempre abiertas y el corazón lleno de sol”.

Envío también un saludo cordial a vuestros padres, a los catequistas y profesores, cuya colaboración tanto agradezco.