19 de marzo de 2017
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Por San José, Día del Seminario. En la Diócesis de Albacete actualmente tenemos 7 seminaristas. Todos ellos reciben seis años de formación para el sacerdocio, de los cuales en los dos primeros cursan estudios de Filosofía en Orihuela y los cuatro siguientes lo hacen de Teología en Alicante; a lo que se suma además una formación complementaria en cinco dimensiones: humana, comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral. Según Pedro Ortuño, rector del Seminario de Albacete nuestros seminaristas son “jóvenes con ilusión, con deseos de estar cerca de Dios y de los hermanos. Son una alegría y un gozo por el que dar gracias a Dios”.
Para Pedro Ortuño el objetivo de la campaña del Día del Seminario es “suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades y parroquias”. Nuestros seminaristas han descubierto su vocación dentro de la comunidad y es ahí donde nace, crece y donde también se nos ayuda a dar respuesta a la llamada de Dios.
Cada uno de nuestros seminaristas tiene su propia historia, su propio recorrido y una bella historia donde Dios se ha manifestado a cada uno de ellos en ese sueño, llamado vocación. Para Danilo Ponce este es su primer año en el Seminario. Para él ser sacerdote es “ser otro Cristo en medio del mundo cumpliendo la voluntad del Señor siendo los primeros servidores, porque yo no he venido a ser servido, sino a servir. Ser testigos de su misericordia y ser misericordiosos, perdonando en su nombres los pecados de los hermanos. Ser portadores de su Palabra, y como dijo San Francisco de Asís, predicar el Evangelio en todo momento, y cuando sea necesario, utilizar las palabras”.
Nuestros seminaristas miran el presente con ilusión, caminan día a día sabiendo que su formación les ayudará para poder servir mejor. No tienen miedo a los complejos, ni a decir abiertamente que es una gracia poder estar cerca de aquellos con los que Dios se ha identificado.
Desde Villarrobledo, Alejandro Marquina dijo sí a la llamada de Dios. Esta etapa de su vida que está pasando en el Seminario, la podríamos resumir en dos palabras: “encuentro y alegría. Encuentro, porque cada día es una nueva oportunidad para crecer en amistad con Jesús, el único amigo que nunca falla. Alegría, ya que, al responder a su llamada y seguir su camino junto con el resto de mis compañeros, que un día también dijeron que sí al Señor, toda nuestra vida se ve invadida por una inmensa alegría fruto de ese encuentro con Jesús. En definitiva, dar mí vida al Señor es una decisión de la que no me arrepiento, y que poco a poco voy consolidando con mi sí diario a Él”.
Álvaro Picazo es de Chinchilla y está en los últimos cursos del Seminario. Álvaro nos pide que en primer lugar recemos por ellos, los seminaristas “del presente y por los que un día vendrán. Que recen por las vocaciones sacerdotales. También que sigan ayudando materialmente al Seminario. Toda ayuda es necesaria, muchos pocos ayudan mucho. Les pediría que sean valientes y no tengan miedo a proclamar el Evangelio, sobre todo a los jóvenes de nuestras parroquias y grupos, a los jóvenes de nuestras familias y a los jóvenes de nuestras calles, a los que cada día nos cruzamos. Y si hay un chaval de nuestra familia, de nuestra parroquia, un hijo, un nieto… anímale a dar su vida entera por Cristo, merece la pena. No le frenes, no le quites esa idea de la cabeza, recuerda que no va a entregar su vida por un ideal sino por una persona que dio la suya por él, y que su vida servirá para dar vida a muchos y vida en abundancia”.
Hoy es el Día del Seminario toca apoyarles, mostrar nuestro interés, acompañarles y recordarles en nuestra oración personal. Pidamos también por aquellos que están pensando dar el paso. Necesitamos jóvenes dispuestos a ser santos, es decir, “a estar cerca”.
#Es mi cura
Cuántas veces en los medios de comunicación leemos o escuchamos noticias desagradables sobre sacerdotes, cuántas veces en nuestra sociedad oímos comentarios negativos sobre ellos. Para nosotros, los sacerdotes son una gracia, un regalo para nuestra vida.
Por este motivo queremos aprovechar esta oportunidad para llenar las redes sociales con fotos de sacerdotes, invitando a todo el mundo a que comparta en sus perfiles fotografías con sus sacerdotes utilizando el hashtag #esmicura, explicando a la vez una característica de su relación con ese sacerdote: porque siempre está cercano, porque me enseñó a rezar, porque es mi amigo, porque me acompaña en los momentos difíciles… (Ejemplo: Porque me enseñó a perdonar y a buscar a Dios en todas las personas #esmicura).