15 de noviembre de 2009
|
183
Visitas: 183
Todos los años, a mediados de noviembre, celebramos el DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA. La campaña de este día pide nuestra colaboración económica, la ayuda que hemos de prestar para que la Iglesia pueda realizar su misión; misión que en nuestra Diócesis gira en torno al Plan Diocesano de Pastoral “Vivir de la Eucaristía en una Sociedad Secularizada”. La Eucaristía, centro y motor de la vida de la Iglesia, afina nuestro entendimiento y nuestra sensibilidad para profundizar en las luces y sombras de esta sociedad moderna y servir al hombre de hoy, desde el amor y la generosidad, como seguidores de Jesucristo.
El Plan Diocesano de Pastoral empieza con una prioridad que tiene mucho que ver con el conocimiento de Jesucristo, con la evangelización, con la formación de los cristianos. Por eso el Plan habla de Iniciación Cristiana, de catequesis de niños, jóvenes y adultos, de cursillos prebautismales y prematrimoniales, de reuniones de matrimonios y de padres de familia,… Esta tarea la realizan sacerdotes, catequistas, animadores juveniles, profesores de religión y un gran número de personas que hacen posible que, con su palabra y testimonio de vida, conozcamos mejor a Jesucristo.
La segunda prioridad del Plan pone el acento en algo tan vital y esencial en la vida del cristiano como son las celebraciones litúrgicas con el deseo de mejorarlas, especialmente aquellas que tienen un marcado acento de carácter social como son las bodas, funerales, bautizos, primeras comuniones,… Junto a los sacerdotes recordamos a quines con tanta ilusión y responsabilidad colaboran en las celebraciones con los cantos, lecturas, arreglo del templo, etc.
La caridad, la señal distintiva de los cristianos, es el gran don que Jesucristo ha dado a su Iglesia para que lo convierta en preocupación constante y afán de cada día, como hacen tantos cristianos de nuestra Diócesis con su ayuda en estos tiempos de crisis, con su trabajo ejemplar en Cáritas, en Manos Unidas, en otros movimientos de atención que tienen su punto de mira puesto en el tercer mundo y en nuestro mundo albaceteño con sus parados, con sus inmigrantes y con sus empobrecidos. Es la tercera prioridad del Plan.
Nuestra cuarta prioridad dice que hay que hacer bien lo que se hace. Por eso invita a cuidar de los agentes de pastoral proporcionándoles los recursos y los medios necesarios para su formación humana, espiritual y pastoral. Entre los agentes de pastoral merecen especial mención los sacerdotes por ser este año “Año Sacerdotal”, de ahí que se haya preparado para ellos un plan de formación que afectará también a la vida de las parroquias y comunidades de la Diócesis.
Por último, el Plan de Pastoral centra su interés en el tema vocacional con el deseo de que nuestras prioridades y actividades, proyectos y realizaciones estén impregnadas por dicho tema vocacional, como se advierte en ese precioso documento que terminamos de publicar con el título “Plan de Atención Pastoral a la Diócesis”.
Corresponsabilidad y comunión son dos conceptos fundamentales para que la Iglesia diocesana lleve a cabo su misión. El primer concepto nos habla de puesta en común de la responsabilidad de cada uno, el segundo es mucho más profundo porque la puesta en común llega a la mente y al corazón, y nos une a todos como auténtica familia junto al Obispo, nuestro pastor.
En nombre de la Iglesia diocesana gracias a todos los que formamos, colaboramos y trabajamos en la Iglesia diocesana.