7 de septiembre de 2009
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Es bueno esperar con los que esperan y gozar con los que gozan. Por eso, con sumo gusto me sumo a la alegría de los albaceteños, que esperan, un año más, la Feria como un acontecimiento singular en el devenir de nuestra ciudad.
Es verdad también que a algunos la vida les clava dardos dolorosos en el cuerpo y en el alma. Entonces toca también sufrir con los que sufren. ¡Cómo olvidar a los que no tienen trabajo, a los que en el horizonte sólo ven nubarrones, a tantos inmigrantes vagando por las calles, suspirando por un futuro mejor, más cierto y más seguro!
Porque, a pesar de todo, creemos que es posible un mundo nuevo mejor, que somos llamados a vivir en solidaridad, que es posible mantener la alegría en medio de las pruebas y recorrer con ilusión los caminos de vida, que no siempre son de rosas, vale la pena hacer fiesta.
Necesitamos espíritu de fiesta para fortalecer la debilidad de nuestro esperar y de nuestro amar, para distribuir la alegría alegrando a los demás, para anticipar lo que esperamos para todos los hombres. La esperanza verdadera siempre lleva traje de faena. Porque esperar supone trabajar para hacer posible lo esperado.
Hace años cantábamos aquella hermosa canción de Violeta Parra: “Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra en que ponga libertad”. Porque creemos en un futuro venturoso, que para los creyentes tiene nombre de Padre, necesitamos espíritu de fiesta. Hasta que llegue el día en que no existan ni el dolor, ni el miedo, ni la soledad, ni el odio, ni las lágrimas. De todo ello es profecía y anticipo la fiesta, cuando ésta es sana y se vive con sentido de verdadera fiesta. Si no es así sólo nos deja los bolsillos vacíos y el amargo sabor de la resaca.
La feria de Albacete cuenta con un ingrediente singular, que la hace única: La presencia de la imagen de Nuestra Señora de los Llanos, a cuya sombra nació y creció nuestra Feria. Ella pone la mejor esencia de ternura, de amor y de alegría en la Feria. A Ella le pido para todos los albaceteños y para cuantos nos visiten una feliz y fructuosa Feria.
¡La Feria de la esperanza,
con verdadero espíritu de fiesta y en traje de faena!