22 de septiembre de 2007

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“SÓLO SE TRANSMITE LO QUE,
DE VERDAD, SE VIVE”

Sebastián Taltavull es el director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Pastoral. Aprovechando su estancia en Albacete para dirigir la Convivencia Sacerdotal, hablamos sobre la catequesis, los padres, catequistas…

Sebastián: dinos, a bote pronto, sobre la marcha. Qué es lo más importante que la parroquia debe hacer con respecto a los padres y lo que los padres pueden hacer con respecto a la parroquia.

Lo más interesante es acoger a los padres y que se sientan muy acogidos en la parroquia. Es imprescindible que descubran poco a poco cuál es su misión en cuanto a la educación cristiana de sus hijos.

Muchas veces la familia por mil problemas no se plantea la educación en todo su conjunto. Los padres están muy preocupados por la escuela, por el tipo de educación que se va dar en la escuela, por las actividades extraescolares, por el tipo de formación que tiene que recibir pero, por desgracia, queda en segundo plano o en último término la educación cristiana.

La educación cristiana no es una educación al lado de otras educaciones, sino que es una forma de vivirlas todas: la catequesis, la educación en la fe, no es una actividad en competencia con otras, sino que es la que da forma y da sentido a todas, porque ser cristiano no es un apéndice de la vida. Ser cristiano es una forma de existir una forma de vivir.

Los padres a la hora de educar en la fe a sus hijos tienen que resaltar como lo más importante, que lo hagan desde sus convicciones desde su testimonio porque solo se recibe aquello que quién lo transmite lo vive. Debemos ayudar a los padres a ser muy conscientes de su fe, de su fe adulta; para eso está la formación permanente, el acompañamiento personal constante de la comunidad parroquial que les acoge para que vivan plenamente esta fe.

Cuando los padres viven en esta coherencia, los hijos lo notan enseguida y reciben con agrado y sin trabas el mensaje evangélico; porque los padres son los primeros catequistas de sus hijos.

Cuando la parroquia quiere convocar y ayudar a los padres para acompañarlos, lo más adecuado es que los padres respondan con generosidad a lo que se les está pidiendo porque lo que se juega es el futuro de sus hijos, la formación integral.

Cuando los padres apuntan a su hijo en catequesis se tienen que preguntar: “¿Qué vamos a hacer nosotros como pareja para que nuestro hijo crezca como cristiano y madure su fe?”. Este planteamiento encontrará respuesta en una comunidad que los acoge, que les propone aspectos muy concretos de formación y una comunidad que les acompaña porque no es distinta la familia. La familia es parte de la comunidad, es Iglesia; Iglesia doméstica (como dice el Concilio Vaticano II) y esto hay que vivirlo desde la propia experiencia. …

¿Y con respecto a los catequistas?

Lo principal para los catequistas es querer a los niños, adolescentes, jóvenes… A veces vamos en plan de maestros que enseñan. Pero el que participa en catequesis lo primero que tiene que experimentar es la vivencia de una comunidad en la que la gente se quiere. Entonces, el catequista, con su manera de hacer, de hablar y de obrar transmite este mismo amor de Dios.