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7 de noviembre de 2011

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l sábado, día 5, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Hellín, el cardenal Carlos Amigó celebró la Eucaristía que clausura los actos del centenario del nacimiento de la Sierva de Dios Madre María Luisa Zancajo, fundadora de las Misioneras de la Caridad y la Providencia. Con motivo de este acontecimiento, nos encontramos, en el Barrio del Calvario de Hellín, en la casa madre de la Congregación, con Ángeles Modéjar su actual superiora general.

– ¿Cómo habéis celebrado la Clausura del Centenario?
– La Celebración del Centenario ha estado enmarcada en todo momento por la gratitud a Dios por este ser tan especial que nos dio como Fundadora, por la docilidad que ella tuvo hacia la voluntad de Dios, por su gran ejemplo de heroicidad en las virtudes y por las gracias que en su corta vida dejó entre los que la conocieron y los que la conocemos. Por eso, hemos querido clausurar este Centenario con una Eucaristía en “acción de gracias”. Fue presidida por Mons. Carlos Amigó, con la asistencia de familiares de la Madre, testigos que la conocieron y sacerdotes, religiosos, religiosas y personas de Hellín y otros pueblos que quieran acompañarnos.

– ¿Qué significado tiene para vosotras y vuestra Congregación esta celebración?
– El celebrar cien años del nacimiento de nuestra Fundadora nos ha motivado a la renovación de nuestra entrega, llevándonos a estudiar y ahondar más en sus escritos, fortaleciendo nuestro carisma, buscando cauces que nos ayuden a responder mejor a las exigencias de la Iglesia y el mundo de hoy. 

– En la inauguración, se hizo la Apertura de la Causa de la Madre, ¿qué se ha hecho y cuál es su situación?
– Después de la Apertura oficial de la Causa de la Madre se ha tomado declaración a los Testigos que conocieron a la Madre. La Comisión Histórica ha recopilado toda la documentación de sus escritos y todo lo relacionado con ella. La Postuladora ha recogido las gracias y favores obtenidos por intercesión de la Sierva de Dios Madre María Luisa, así como también toda la documentación relacionada a su fama de santidad. Se la ha dado a conocer más en los distintos países donde estamos. Actualmente estamos en la fase final de revisión de documentos para preparar la Clausura de la Fase Diocesana.

– En los tiempos que corren a cien años del Nacimiento de M. Mª Luisa; ¿cómo está la Congregación?
– De nuestro Instituto Religioso fundado hace 70 años, se puede decir que actualmente gozamos de estabilidad en las distintas misiones. Aunque no somos muchas, estamos extendidas por Europa, América y África, trabajando en siete países, con catorce Comunidades, en los lugares más pobres. Atendemos en nuestras Guarderías y Colegios unos 3.000 alumnos. En los Internados, damos atención especial a 45 niñas huérfanas en Angola, y a 15 jóvenes indígenas en Panamá, que por vivir en lugares alejados no pueden hacer sus estudios, brindándoles así una oportunidad de formación. Cinco Comunidades están dedicadas exclusivamente a la Pastoral Parroquial e indígena. En todas las Casas se apoya a las Parroquias donde pertenecemos. Atendemos dos Residencias de Ancianos y Sacerdotes. Tenemos dos noviciados uno en San José (Costa Rica) y otro en Malanje (Angola). Damos seguimiento a siete “grupos de oración Madre María Luisa”.

– ¿Qué mensaje nos queda de estas celebraciones?
– Para las Misioneras de la Caridad y la Providencia, este tiempo ha sido de identificación con el espíritu de nuestra Madre, profundizando en su mensaje de entrega generosa, y estamos en el reto de actualizar su carisma y el patrimonio espiritual heredado, para ser en la sociedad y en la parcela de la Iglesia que nos toca trabajar signos de esperanza y del amor misericordioso de Dios. Invitamos a todos a vivir con nosotras estos momentos de gracia que el Señor va derramando con ocasión del recuerdo de nuestra Madre fundadora.

 Nos despedimos de Madre Ángeles y, en su nombre, de todas las Misioneras de la Caridad y la Providencia felicitándolas y felicitándonos en espera de otros momentos más importantes en que podamos ver en los altares a su fundadora.