6 de julio de 2009
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Para todos los que han crecido con las Hijas de la Caridad, al amparo de la Virgen Milagrosa, les resulta sumamente gozoso celebrar el centenario de la aprobación pontificia de la Asociación de la Medalla Milagrosa. ¡Cuántas historias personales de favores recibidas de todos los que, en el pecho, la llevan con fe y devoción!
La Comunidad de las Hijas de la Caridad en Peñas de San Pedro se ha volcado junto con el pueblo y la parroquia para celebrar este acontecimiento jubilar y eclesial. A finales de junio marcharon a la Basílica de la Milagrosa en Madrid y desde el día 5 y hasta el día 12 tendrá lugar una peregrinación a Lourdes y a la Capilla de la Milagrosa de Paris.
Fue en Paris en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad cuando en el año 1830 se preparaba la novicia Catalina Labouré para servir a los más necesitados al estilo de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac. La Virgen María le manifestó que debía acuñarse una medalla que la representara con las manos extendidas. Desde sus dedos saldrían rayos de luz, como símbolo de las Gracias que Ella derrama, de parte de Dios, sobre el mundo y sobre todos los que la invocan. La Medalla se difundió con rapidez y fue el pueblo el que le puso el nombre de “Milagrosa”. Esta devoción se expresa llevando la Medalla y pronunciando la oración que se puede leer en forma de jaculatoria: “Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos”. Sin duda esta plegaria y oración, preparó los corazones para acoger el Dogma de la Inmaculada Concepción proclamado por la Iglesia el año 1854, siendo la aprobación Pontificia de la Asociación de la Medalla Milagrosa en 1909.
Peñas de San Pedro se ha volcado con las Hermanas presentes en su pueblo. A esta comunidad pertenecen cuatro Hermanas con el nombre de Sor Irene, Sor Pilar, Sor Encarna y Sor Dolores. La comunidad de Peñas fue fundada en 1923 teniendo como principal actividad la enseñanza. Las Hermanas han tenido en Peñas colegio y guardería. Actualmente la actividad de la comunidad es el testimonio evangélico con la presencia, pastoral social, atención a pobres, marginados, personas solas, enfermos, pastoral en la parroquia con la catequesis, formación, animación litúrgica y visita a aldeas… La comunidad de las Hijas de la Caridad es muy valorada dentro de la parroquia como por todo el pueblo. Solamente con su presencia en el pueblo, las Hermanas evangelizan. El pueblo sabe que esta Comunidad de Hijas de la Caridad llenan sus casas y sus corazones.
Las Congregaciones Religiosas están pasando por un período de escasez vocacional y esto el pueblo lo sabe. Por eso, a todos los actos programados con motivo del centenario de la Aprobación de la Asociación de la Medalla Milagrosa, se le une la oración por el surgimiento de vocaciones para esta Congregación de las Hijas de la Caridad. Para ello han hecho llenos de fe y confianza romerías al Santuario del Cristo del Sahúco y a la Virgen Milagrosa del Castillo.
Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, fundadas en París en 1633, es una Sociedad de Vida Apostólica en comunidad. No son religiosas; viven su entrega a Dios sirviéndole en los más pobres. Su fin es estar al lado de los desheredados de la sociedad, compartir su vida, colaborando en su promoción integral.
El centro de sus vidas es Cristo, que las llama y anima a continuar su obra, siendo instrumento de la ternura de Dios, para que, los injustamente pobres, sientan el amor que Él les tiene y en ellos descubran y amen a Cristo. Viven en comunidad, en la que comparten la Fe, la Vida y rehacen sus fuerzas para la Misión. También asumen los Consejos Evangélicos por votos no religiosos, que cada año renuevan y así están disponibles para el fin de la Compañía: el Servicio de Cristo en la persona de sus hermanos los pobres desde la sencillez, la humildad y la caridad.