20 de septiembre de 2015
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Manuel Martí Vilar está casado y padre de tres criaturas. Es profesor titular en la facultad de psicología Universidad de Valencia labor que compagina con temas de catequesis familiar. Estuvo en Albacete presentando este tipo de catequesis y aprovechamos la ocasión para hablar con él.
Manuel, ¿Qué es la catequesis familiar?
Es una catequesis en la que estamos aunando por una parte la catequesis que conocemos en la mayoría de parroquias con la catequesis que se realiza en familia. Entonces ahí tenemos la fusión de dos cosas. Muchas veces en muchas parroquias los padres llevamos a los hijos y allí ya los catequizarán y en este sistema precisamente lo que tratamos es que las familias se impliquen en ese proceso catequético.
Que las familias se impliquen en ese proceso catequético… ¿Cómo, cómo, cómo?
La historia es ¿quién es el que tiene que educar a los hijos? La respuesta es por supuesto los padres. No solamente en la escuela, no solamente en los valores sino también en la fe. Somos los padres lo que tenemos el derecho y la obligación de transmitir a nuestros hijos nuestra experiencia de fe. Pero claro ahí nos podemos encontrar con dos realidades: la primera, padres que han descubierto quien es Dios y quienes mejor que ellos con su lenguaje podérselo transmitir y después también nos podemos encontrar con familias que tienen una noción muy débil de Dios y quisieran transmitir con sus palabras, con su fe, con su testimonio a sus hijos y es ahí cuando ofrecemos una serie de pautas, de materiales para que desde la parroquia den esa posibilidad a los padres a ejercer su derecho.
Manuel, suena muy bien…
Suena muy bien. Es una experiencia muy bonita. Yo empecé a trabajar esto antes de ser padre y después la experiencia tan bonita de tener tres hijas y a ellas trasmitirles quien es Dios: ¿Quién ha sido Dios en mi vida? ¿Quién es Dios en nuestra vida cotidiana? Y ver cómo van descubriendo a Dios, que aprendan a rezar, a dialogar, que se vivan unos valores dentro de la familia es una experiencia muy bonita y que lamentablemente existe en muy pocos sitios porque parece, a veces, como que las parroquias le hemos robado ese derecho a los padres. Y es una palabra muy fuerte lo que estoy diciendo: les hemos robado las parroquias el derecho a los padres a poder transmitir esa experiencia de fe. Y precisamente son las parroquias las que también deberían de facilitar estas cosas y a veces eso es muy difícil porque, en ocasiones, hemos basado las catequesis mucho en memorización, nosotros los catequistas de las parroquias somos los expertos y lo que hay que facilitar es que los padres sean los expertos y puedan con su lenguaje transmitir esa experiencia a su nivel. Y el padre ya sabe que vocabulario tiene que usar con su niño.
¿A qué edad? ¿Cómo empieza la Catequesis familiar?
Se puede empezar de 0 a 6 años (hay un librito para los padres): Los padres en casa partimos de pequeñas experiencias que nos remiten a Dios: lo mismo de la naturaleza como puede ser el atardecer, el mar, el oleaje, el campo, la primavera, etc. Hablarle al niño de Dios-Creador. Lo mismo que el nacimiento de un hermanito. También cuando ha fallecido alguien cercano a él: el vecino, el abuelito… En esta edad no hay nada sistemático sino que se aprovechan los acontecimientos que suceden para explicarles y hacer la referencia verdadera a Dios.
Además aprovechar las narraciones (según la edad) para contarles historias, cuentos con moraleja sencilla y narraciones bíblicas de una manera muy sencilla: aprovechando la navidad y junto al Belén hablar del nacimiento de Jesús, de la Virgen María, de S. José, etc.
El niño está abierto a memorizar pequeñas oraciones, casi jaculatorias como todos recordamos de nuestra infancia. También los gestos ayudan a la apertura del corazón a la fe, como pueden ser: cerrar los ojitos, alzar las manos, juntarlas, ponerse de rodillas, cantos cortitos para niños. También la acción de gracias al final del día o de algún acontecimiento familiar, bendecir la mesa. Es decir todas las experiencias ordinarias y extraordinarias sirven para hacer la referencia a Dios.
En las parroquias donde se ha empezado la Catequesis Familiar se llama a las familias con niños de 0 a 6 años para tener dos o tres momentos al año con motivo de alguna celebración de acción de gracias: La Encarnación, Día de la Familia, etc.
Ya tiene el niño siete años y le toca empezar la catequesis…
Cuando van a apuntar al niño en la parroquia, los catequistas les dicen: “Es el momento en el que la parroquia os ofrece la posibilidad de que vosotros podáis ser los catequistas de vuestros hijos. Nosotros os vamos a ayudar en vuestra preparación, pero además vuestros hijos seguirán viniendo a la parroquia como antes. Los padres estaréis en una sala y los hijos en otras con los guía de niños… A los padres que no pueden venir a la hora de la catequesis de todos se le ofrecen otros horarios posibles.
Al principio a algunos les cuesta dar este paso pero enseguida se dan cuenta que merece la pena tanto por ellos, como por lo que supone aprender una metodología cuya finalidad es transmitir a sus hijos la experiencia de Dios, los contenidos de la fe.
Muy pronto el grupo de padres valora en gran medida la familiaridad que en el grupo se logra.
Luego, en casa, el papá o la mamá (o los dos) dedicarán unos 20 minutitos a dar la catequesis al hijo. A la siguiente semana los niños vienen a la parroquia y cuentan a los demás lo que les han enseñado sus papás, no como si fueran los deberes del cole sino comentando muy contentos la experiencia y cómo lo han vivido y lo que les hace sentir y vivir. Qué importante y qué valor tan grande tiene el que los padres enseñen a sus hijos de esta manera los contenidos de la fe: quién es Dios, cómo nos quiere, quién es la Virgen, quiénes son los amigos de Jesús, maneras de orar etc., con una metodología muy sencilla y con un material adecuado a cada edad.
Este tipo de catequesis tiende a comunicar vida y experiencia; no es en absoluto memorizar. Aunque todos sabemos que lo que experimentas en tu corazón nunca se olvida. Esta es la modalidad principal que aporta esta catequesis.
¿Cuál es la dificultad mayor que se da en las parroquias ante este nuevo estilo de catequesis?
Algún catequista que se niega y dicen que no; que él (o ella) lo ha hecho toda su vida de otra manera… En otras parroquias puede haber algún sector que diga: esto no lo van a aceptar los padres de ninguna manera. Y la sorpresa mayor es que la gran mayoría de padres se implican. Empiezan con un poco de miedo pero luego les encanta y son la mejor ‘propaganda de la parroquia’ de cara a otras familias. Podemos decir que los más beneficiados de este tipo de catequesis son los mismos papás.
Manuel: ¿qué les dirías a los padres que te están leyendo?
Pues que se acerquen a las parroquias donde ya está haciendo este tipo de catequesis y que pregunten a los padres y a los catequistas. Ellos les dirán cómo muchos han pasado del absentismo a implicarse con alegría en este compromiso tan beneficioso para ellos y para los hijos.
Sé que en Albacete se está haciendo en la parroquia de San Pablo y este curso comienza también en la parroquia de San José. Estoy seguro que irá muy bien aunque al principio algún padre se resista. Ya me contaréis.