30 de agosto de 2015

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Unos 60 menores entre 4 y 12 años procedentes de toda ciudad han tenido la oportunidad de participar en el II Campo de Trabajo con Infancia organizado por Cáritas y alojado en el Seminario durante los meses de julio y agosto. Esta iniciativa, además de ofrecer un ocio alternativo y educativo, garantiza una alimentación equilibrada para esos menores y permite continuar un trabajo que el Programa de Infancia de Cáritas realiza con ellos a lo largo de todo el año, acompañándolos para que puedan disfrutar de sus derechos y ejercer sus deberes, siendo protagonistas de su propio desarrollo.

La situación de vulnerabilidad por la atraviesan muchos menores en la ciudad fue lo que movió a Cáritas Diocesana de Albacete, a la Comunidad Semilla y a las parroquias del Arciprestazgo número 2 a plantear, un año más, esta escuela de verano para atender sus necesidades y ofrecer un espacio alejado del ambiente tenso y violento que se vive en muchos hogares como consecuencia de situaciones de crisis económica o social. En el Campo de Trabajo se ha servido un menú rico en verduras, fruta, carne y pescado; se ha trabajando de forma paralela hábitos higiénicos y ha puesto al servicio de estos menores una serie de actividades de ocio con objetivos educativos para generar hábitos y despertar en ellos valores como la amistad, el respeto y la tolerancia. Los niños cargan su mochila de nuevos hábitos, alternativas de ocio, descubren y aprenden a gestionar emociones, conocen niños de su ciudad y establecen nuevos modelos de referencia…

Para los técnicos del Programa de Infancia ésta ha sido una experiencia única a todos los niveles, al igual que para los cerca de 50 voluntarios y voluntarias, que durante estos dos meses han tenido la oportunidad de participar en este proyecto que les ha acercado a una realidad diferente, y que les ha servido para hacer un trabajo personal, profundizar en la vocación cristiana y solidaria y reflexionar sobre las injusticias y las desigualdades presentes en un colectivo tan vulnerable como la niñez y la adolescencia.

Esta experiencia también deja entre los impulsores el reto de continuar apostando por el apoyo educativo a las familias, la necesidad de abordar socialmente la desprotección infantil, y de seguir favoreciendo el empoderamiento de la sociedad del futuro.

Fco. Javier Avilés, parroquia de Santo Domingo de Guzmán. Cáritas del Arciprestazgo 2: Todos los indicadores de pobreza y exclusión alertan sobre la urgencia de tratar con especial dedicación el sector de la infancia. Los menores representan la mejor señal de alerta del riesgo de exclusión de una familia, por ser también las principales víctimas de las carencias económicas, sociales, educativas… por ello el Campo de es una magnífica ocasión para intentar dar alguna respuesta y conocer con más profundidad los problemas sociales de estos niños y niñas. Son muchos los problemas sociales, la pobreza y exclusión, la injusticia de la desigualdad, parecen inabarcables, pero con una buena idea y el coraje de llevarla a la práctica poniendo todos un poco de nuestra parte, nos permite, si no resolver todos los problemas, adelantar un intento que bien merece la pena.

Carmen Escribano, Directora de Cáritas Diocesana de Albacete: Para Cáritas, la preferencia de Jesús por los más débiles es la esencia de su misión y acción. La frase “dejad que los niños se acerquen a mi” tiene un sonoro eco que desde hace 25 años ha llevado a la institución, que no es sino la Iglesia misericordiosa en acción, a trabajar con, por y para los niños, adaptándose en cada momento a lo que las circunstancias han requerido. La II edición del Campo de Trabajo con Infancia es una acción más en favor de los más pequeños y vulnerables, con la confianza de que es necesario estar cerca de los niños que serán nuestro futuro y que merecen toda nuestra dedicación.

Rubén Martínez, Técnico Programa de Infancia: La Escuela de Verano supone para los educadores del Programa un espacio de encuentro con el menor en el que cada momento es concebido como una oportunidad para educar, dar o recibir algún aprendizaje. Aprenden los niños, y aprenden los educadores. Una herramienta fundamental para realizar una buena intervención es la empatía. Resulta clave interpretar la visión del menor, ponernos en su lugar para comprenderle y así poder dar una respuesta adecuada a sus necesidades. Trabajamos en colectivo sin perder la individualidad de los menores haciendo uso de una pedagogía diferencia que se adapte a la diversidad del colectivo que acompañamos. Durante este verano, una madre comentaba: «¿Pero que habéis hecho con mi hijo?, ahora le ha dado por recoger la mesa todos los días y ayudarme a fregar los platos». Y es que el paso de los menores por el proyecto resulta significativo en sus vidas, y eso es lo más importante.

Irene Bautista, voluntaria. Ser voluntaria en el Campo de Trabajo con Infancia de Cáritas ha sido una experiencia muy gratificante, pues nos ha permitido trabajar y ayudar a los niños y niñas que más lo necesitan. Ha sido un aprendizaje mutuo entre los niños y los monitores: ellos aprenden valores como el respeto, la solidaridad o el trabajo en equipo, y nos muestran otra visión de la realidad, siempre bajo la inocencia propia de la infancia.