22 de noviembre de 2016
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Cáritas lleva ya 24 años de Campaña “Nadie Sin Hogar” transmitiendo un mensaje de dignidad, de derechos, de posibilidad, de rostros y personas concretas que ponen nombre y piel a las salvajes cifras del descarte y la exclusión. En este tiempo la Institución ha estado cerca de muchas personas, pero son solo algunas de las miles que están en la calle, cada una de ellas con una historia de vida, con un pasado que a veces pesa mucho en el presente, pero por encima de todo con un futuro, inmediato, que nos interpela y que reclama dignidad.
La fractura social de nuestra sociedad no es un efecto de la crisis sino una consecuencia del modelo socio-económico, pues 2 de cada 3 personas en situación de exclusión provienen de antes de la crisis. La crisis ha supuesto el empeoramiento de las condiciones de vida de muchas personas, especialmente de las personas más pobres y más vulnerables. Por lo que el punto de partida actual es mucho peor que el previo a la situación de crisis: el 22, 2% de la población está bajo el umbral de la pobreza, existe mayor desigualdad económica y salarial, mayor número de hogares sin ingresos y el nivel más bajo de protección social y de inversión económica para luchar contra la pobreza y la exclusión social.
En este contexto, la campaña de personas sin hogar que Cáritas lanza junto a otras entidades durante el próximo trienio, viene a denunciar que no hay derecho, que nadie sin hogar es algo imprescindible y posible. Cáritas quiere proponer y construir un modelo de sociedad diferente que ponga a las personas en el centro, haciendo hincapié en su dignidad, pues todo ser humano es irrepetible y tiene derecho a acceder a todos los derechos humanos que las diferentes legislaciones reflejan en sus normas.
Para reconstruir la dignidad de las personas en situación de sin hogar es fundamental la visibilidad, por ello Cáritas organizará, un año más, un flashmob el próximo jueves 24 de noviembre, a las 12 horas en la Plaza de la Constitución. Un gesto para reconocer a las personas que están en la calle y que pretende ampliar la mirada cotidiana de la sociedad hacia las personas que no tienen un hogar. Se trata de una mirada movilizadora de derechos que al mismo tiempo pretende exigir el compromiso de las administraciones para desarrollar políticas públicas que pongan a las persona en el centro.
Porque como dice Víctor Renes, el ejercicio universal de la dignidad humana es posible, “estamos llamados a vivir con una mirada alternativa, creadora, que es capaz de hacer posible lo imposible”.