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9 de agosto de 2009

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La Parroquia del Espíritu Santo de Albacete ha conseguido por tercer año consecutivo el pequeño gran milagro que se llama Campamento Intercultural. Milagro, porque todo el campamento se financia con colaboraciones de particulares y de otras entidades de Albacete: Alcampo, Consum, el Banco de Alimentos, la Diputación, el Ayuntamiento, Cáritas Diocesana, la propia parroquia… así como con mercadillos de ropa y zapatos. La organización corre a cuenta del grupo de Cáritas parroquial del Espíritu Santo y se está realizando en Ayna del 8 al 14 de agosto.

Participan 45 niños inmigrantes y españoles, la mayoría con muy pocos recursos, por lo que el Campamento es prácticamente gratuito para la mayoría.

La experiencia resulta inigualable y única en su género por la financiación y por el tipo de chavales que participan, todos de 6 a 12 años, muchos de ellos jamás han estado de vacaciones. Este año hemos querido dar al Campamento el formato de Aventura Medieval, con juegos, torneos, justas, mercado… y el objetivo de romper los hechizos de Malandrín, que tiene en jaque a todo el Castillo de Ayna. Toda la dinámica, actividades y decoración del Campamento está yendo en esta línea.

Cantar la canción de Roberto Carlos, “Un millón de amigos”, con el consabido seseo de 45 niños dominicanos, ecuatorianos, bolivianos… tiene su aquel, y es que el autor la cantaba de forma parecida y eso llega de otra manera. Un deseo de paz y estabilidad, de aprender de los otros y de integrarse… recorre todo el campamento, que como primer objetivo pretende sacar a estos niños del trastorno que supone la inmigración y la exclusión, la rutina de los días buscando trabajo y casa, la aventura de sobrevivir en nuestra sociedad… para regalarnos todos unos días de juegos, convivencia y actividades llenas de vida y sorpresas.

El religioso pavoniano Javier Ortega, vicario parroquial del Espíritu Santo, cree que “los chavales están disfrutando como enanos de la fría piscina, los juegos, el cine, la comida, el río Mundo… y los numerosos encantos que ofrece este entorno de la Sierra del Segura. Agradecemos a tantas colaboraciones generosas y desinteresadas, y la aportación excepcional del grupo de monitores sin los cuales esta experiencia sería imposible”.