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16 de diciembre de 2006

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Benedicto, Obispo, Siervo de los Siervos de Dios,

Al Venerable hermano Ciriaco Benavente Mateos, hasta ahora Obispo de Coria-Cáceres, trasladado a la Diócesis de Albacete, salud y Bendición Apostólica.

Habiendo sido constituido Obispo de Canarias el Venerable hermano Francisco Cases Andreu y quedando vacante la Iglesia Catedral de Albacete, y puesto que era necesario nombrar un Pastor idóneo, Nos, puesto en la Cátedra del bienaventurado Pedro y solicito del bien de todo el rebaño del Señor, hemos decidido encomendártela para regirla a Ti, Venerable hermano, al que consideramos adornado de dones probados y abundantemente experto en los asuntos pastorales.

Con el Consejo, pues, de la Congregación para los Obispos, por la suprema autoridad apostólica, disuelto el vínculo con la Diócesis de Coria-Cáceres, te nombramos Obispo de Albacete con todos sus derechos y obligaciones.

Mandamos que estas Letras sean dadas a conocer al clero y al pueblo a ti encomendado, a los que exhortamos que te reciban con la debida reverencia y obedezcan tus mandatos.

Pedimos al Espíritu Paráclito que derrame sobre Ti, Venerable hermano, los dones de lo alto y ofrecemos a tu consideración estas palabras de San Cipriano: «Sé asiduo en la oración y en la lectura divina; en algunos momentos habla de Dios, en otros escucha lo que Dios te dice. Que Él te instruya en sus preceptos, que Él te disponga» (Ad Donatum, 15: PL 4, 221). Que Su gracia y paz, con el auxilio de la Virgen María, estén siempre contigo y con la comunidad eclesial de Albacete, muy querida para Nos.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 16 del mes de Octubre del año del Señor 2006, segundo de nuestro Pontificado.