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15 de noviembre de 2015

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Una Iglesia y miles de historias gracias a ti. Personas concretas que creemos en Dios, que estamos bautizados, que vivimos y celebramos juntos la fe. Porque formamos parte de la familia de los hijos de Dios, no podemos desentendernos de lo que sucede en nuestras parroquias. ¿Hacen falta catequistas?, ¿cómo van los grupos de jóvenes y de adultos?, ¿hay alguna necesidad?, ¿cómo es el grupo de Cáritas de mi parroquia?, ¿qué más cosas se hacen? Podemos colaborar de muchas formas: con nuestro tiempo, con nuestras cualidades… Nuestra parroquia necesita nuestra ayuda para seguir ayudando a los demás.

La labor de un cristiano es, desde el amor a Dios, regalar ese amor al prójimo. A nivel individual y como miembro de una comunidad mayor que es la Iglesia. Lo que hace la Iglesia nace de lo que la Iglesia es. Por eso, todas las acciones de la Iglesia, todos los servicios de la Iglesia, lo que la Iglesia hace tiene su origen en lo que es la Iglesia: familia de los hijos de Dios llamada a mostrar el amor que hemos recibido de Dios a todos: «Amaos unos a otros como yo os he amado».

Para ello, el amor necesita de organización de manera que sea un servicio comunitario ordenado. Ese amor se organiza en tres grandes tareas: anuncio de la Palabra de Dios, Sacramentos y Caridad, que se entrelazan y necesitan entre ellas. Son parte de la naturaleza de la Iglesia, de su misión como testigo y ejemplo de Jesucristo. Lo que más valora mucha gente es la labor social de la Iglesia porque es verdaderamente admirable sin embargo, la raíz de eso que es lo más valorado de lo que la misma Iglesia es. La parábola del buen samaritano sigue siendo el criterio de comportamiento, y muestra la universalidad del amor que se dirige hacia el necesitado que encuentra en su camino, sea cómo sea, sin importar de dónde venga.

Financiación
La financiación de la Iglesia católica en España se consigue gracias al Fondo Común Interdiocesano que es, como su propio nombre indica, un fondo común desde el que se reparte solidariamente el dinero de la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta. Este dinero distribuido solidariamente entre todas las diócesis españolas de forma que las que menos posibilida­des más reciben proporcionalmente, supone de media el 25% de la financiación básica de las diócesis españolas, aunque depende del tamaño de cada diócesis llegando a suponer hasta el 70% de los recursos de las diócesis más pequeñas (En nuestra diócesis en el año 2014 supuso el 37% de los ingresos). Este fondo se obtiene de dos fuentes principales: las aportaciones directas de los fieles y la Asignación Tributaria.

Las aportaciones directas y voluntarias de los fieles se obtienen por diferentes cauces como colectas, donativos, legados, herencias. Con todo, es la suscripción periódica (mensual, trimestral, semestral o anual) la que se constituye como el modelo más deseable de sostenimiento de la Iglesia, ya que gracias a esta periodicidad en la financiación se puede administrar el presupuesto de forma más eficaz para ir afrontando los distintos problemas que día a día van surgiendo en las distintas diócesis de nuestro país. Las aportaciones directas y voluntarias de los fieles son la principal fuente de financiación de las diócesis y suponen más de un tercio de los recursos disponibles. En la diócesis de Albacete el 52% de los ingresos se obtienen por estos conceptos.

En cuanto a la asignación tributaria, podemos decir que, desde que se estableció el nuevo sistema de Asignación Tributaria en 2007, ha variado en medio punto y siempre con tendencia sostenida al alza, el porcentaje de “X” a favor de la Iglesia católica.

La Iglesia también presenta otras fuentes de financiación entre las que se encuentran subvenciones otorgadas en convocatorias públicas o algunas actividades económicas, que vienen a complementar en un 19% el presupuesto que la diócesis destina a fines muy variados y amplios. En Albacete sólo suponen el 11%.

En el periodo 2011-2013 más de la mitad de los gastos del conjunto de las diócesis españolas fueron gastos pastorales y asistenciales. Los gastos de conservación de edificios y gastos de funcionamiento han supuesto para las diócesis más de un tercio de sus gastos ordinarios.

Deducciones
El 1 de enero de 2015 se modificó la Ley 49/2002, conocida como Ley de Mecenazgo, que supone una reforma importante en el régimen de las desgravaciones fiscales para donativos entregados, tanto por personas físicas como por personas jurídicas (empresas, asociacio­nes…). Hasta el año 2014 la deducción era del 25% en el caso de los donativos entregados por las personas físicas y del 35% para las personas jurídicas. Con la nueva legislación se establecen otras cuantías de desgravación que entran en vigor en el ejercicio 2016. También es necesario tomar en consideración los donativos que se pueden recibir “en especie”. El caso de una persona que regala un mantel para un altar, el pago de un recibo de la luz o el caso de un albañil que realiza de forma gratuita una reparación son algunos ejemplos de donativos “en especie”.