1 de junio de 2008
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]H[/fusion_dropcap]a estado por Albacete por motivos de salud, su espalda está un poco dañada. Es Obispo de Zimbabwe.
Le pedimos que nos haga un recorrido rápido de los grandes momentos de su vida…
Nací en Ayna a la sombra de Nuestra Señora de lo Alto, fui monaguillo, entré al Seminario (todavía en construcción) en el año 1952. Creo que desde los primeros años de Seminario descubrí que el Señor me llamaba a la misión, por eso con otros dos compañeros seminaristas (Antonio López y Joaquín M. Córcoles) pedimos autorización al Obispo (Arturo Tabera) para marchar a misiones y el Obispo nos autorizó. Termine la teología en el Seminario Nacional de Misiones de Burgos en octubre de 1965. En la Capilla del Seminario de Albacete D. José Mª Larrauri presidió el rito de la bendición y el envío misionero.
Estoy gozoso y feliz porque he descubierto en todas las etapas de mi vida la gracia del Señor, su cercanía porque cuando uno se da, cuando se ofrece la vida el Señor siempre nos regala mucho más.
Toda mi vida sacerdotal la he desarrollado en misiones, 43 años. Cuando comencé en Zimbawe (entonces Rodesia) estaba bajo el dominio de los blancos. A las dos semanas de mi llegada los blancos declararon la independencia unilateral de Inglaterra y los negros no contaban a la hora de la democracia y el voto. Fue una etapa difícil y dura que desembocó en la guerra de la independencia de liberación (años 72-80). En esta época murieron unos 30 misioneros católicos. El 18 de Abril de 1980 se logró la independencia. Vivimos unos años muy hermosos de desarrollo, de evangelización y crecimiento de nuestras comunidades cristianas de la misión
Lo mejor de tu vida misionera en Zimbawe
Ver cómo la iglesia rápidamente crece, evoluciona, madura. La diócesis en la que yo estoy comenzó en el año 54 con los primeros misioneros. Al cabo de 30 años es una diócesis en la que ya van tomando las riendas los sacerdotes indígenas. Tenemos unas comunidades cristianas donde el laicado está muy comprometido y lleva a cabo casi todas las tareas ya que el misionero sólo las puede visitar cada dos o tres meses, pero tienen una vitalidad muy grande.
Esta diócesis tiene una extensión de unos 26.000 km cuadrados, casi tres veces la provincia de Albacete; es toda ella rural. Tiene unos seiscientos mil habitantes de los que setenta mil son católicos. Al tener tanta extensión se hace muy difícil el traslado porque las carreteras (por llamarles de alguna manera…) están muy mal; de hecho la mayoría de los autobuses han dejado de transitar por ellas. El mal estado de las carreteras ha sido la causa de mis dolencias y el motivo de mi visita a Albacete para revisar mis dolencias de columna.
Política y economía…
Hemos pasado de ser un país piloto en desarrollo y hasta en alfabetización a ser de los últimos en todo. En el promedio de vida hemos bajado de 60 a 34 años. Hemos pasado de ser un país rico y pionero a ser un país pobre donde se pasa hambre y falta lo imprescindible.
Vocaciones
Tenemos tres seminarios en los que contamos con 120 seminaristas en teología y 130 en filosofía. Creo que es muy importante y en parte se debe al compromiso y entrega de los laicos. Gran parte del importe del mantenimiento de los seminaristas se debe a la colaboración de muchas parroquias y grupos de la Diócesis de Albacete a los que aprovecho esta ocasión para darles las gracias.