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23 de abril de 2017

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El 25 de marzo, la Pastoral Gitana de Albacete participaba en la celebración de la beatificación de los 115 mártires del siglo XX, que tuvo lugar en Almería. En este ramillete de testigos estaba Emilia Fernández, “La Canastera”, una gitana buena.

Emilia, que aprende a confeccionar canastillas en el seno de su familia en Tíjola (Almería), se casa muy joven, con Juan Cortés Cortés.

Son los tiempos de la guerra civil. Su esposo es llamado para participar en la contienda. Los dos al unísono se niegan tajantemente a que Juan vaya a la guerra. Como consecuencia de una negación reiterada, termina en la cárcel de “las Gachas Colorás”, condenada a seis años de prisión. Allí aprende todo lo que puede. De la mano de su catequista aprende el catecismo, aprende a rezar el rosario, aprende a descubrir a su Padre Dios. Precisamente por no delatar a la catequista que, con tanto cariño, le había educado en la experiencia de la fe, fue condenada a pasar un tiempo en una celda de aislamiento. En ese lugar tan inhóspito le llega el momento de dar a luz a su hija Ángeles, en una estera y sin otra ayuda que la de sus compañeras. Dos semanas más tarde fallece por la falta de la atención requerida en esos casos.

Desde el año 2017, año de su beatificación, Emilia es la mártir del Rosario.