19 de noviembre de 2008
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La Institución Benéfica Sagrado Corazón de Jesús da de comer diariamente a más de 60 necesitados
Cuando me acerco a la Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús, no sé por qué afinidad me vienen a la memoria las últimas páginas que acabo de leer de Teresa de Calcuta cuando ella nos habla de su pasión por los pobres, estar siempre al lado de los últimos. La misma pasión y el mismo amor se respiran en esta casa. En los ambientes de marginación de nuestra ciudad se habla mucho de que en la casa del Sagrado Corazón se puede encontrar comida. No hay más que acercarse cualquier día a las dos de la tarde para ver la realidad.
A la puerta de la casa me encuentro con la superiora. Se llama Hna. Dolores Montero, es Sevillana y llegó desde Almería.
– ¿Cuánto tiempo lleva en Albacete?
– Dos años. Me hice cargo de la casa tras la muerte de la hermana María.
– Veo que están haciendo obras…
– Si, todo esto estaba proyectado hace años. Era necesario remodelar la casa para que tuviera más anchuras y cumplir toda la legalidad. Además estaba el proyecto de construir un comedor para los pobres. Al vender una parte de la huerta se pensó que la mejor manera de invertir ese dinero era emplearlo aquí. Es lo que estamos haciendo.
– Del comedor quisiera hablar. Al llegar las dos de la tarde se ve por aquí un montón de gente que viene buscando comida. Comen en los bancos, bajo un árbol, cada uno donde puede. Pero lo importante es que comen. Esto viene de bastantes años. Ahora con la crisis ¿los comensales han aumentado? ¿Cuánta gente viene?
– Hay días que tenemos ochenta personas, otros bajan hasta veinte. Todo depende de las épocas de trabajo. Cuando tienen trabajo, vienen menos, cuando no, es lógico que vengan más. ¿Qué va a pasar ahora cuando la falta de trabajo se agudice? Estaremos dispuestas a todo.
– ¿Qué gente viene?
– De muchos países: suramericanos, africanos, europeos del este, magrebíes. También españoles.
– ¿Tienen ayuda por parte de los Servicios Sociales?
– No la buscamos. Lo nuestro es trabajar con lo que la gente generosa nos da. La Divina providencia seguirá cuidando de nosotros para que no nos falte para ayudar a los más pobres.
– ¿Qué es lo que más necesitan?
– Vocaciones, gente joven que haga caso de la llamada del Señor para servir a los demás, para ayudar a todos los acogidos. Si hubiera más vocaciones podríamos atender a más necesitados. También necesitamos voluntarios con un compromiso firme y constante.
No hay espacio para más. No me queda más que dar gracias al cielo por esta bendita casa. Ojala vengan por aquí muchos jóvenes a ver lo que aquí sucede. No es necesario ir a la India a ver las obras de Teresa de Calcuta. Esta casa conocida como el “Cotolengo” es precisamente una obra de amor, un compromiso firme de nuestra Iglesia de Albacete de estar con los más pobres.