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14 de septiembre de 2018

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]A[/fusion_dropcap]nastasio Gil, Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de España, nos decía adiós el pasado 7 de septiembre. Una noticia que nos dejaba un poco huérfanos a los que le hemos admirado y querido.

Anastasio amigo de las misiones y los misioneros, trabajador incansable, soñador despierto y administrador solícito de las tareas que le fueron encomendadas.

Su objetivo que el anuncio del Evangelio llegará a cada rincón de nuestro mundo. Para él lo importante era la ayuda universal y que la ayuda llegará donde más se necesitaba sin caer en “capillismos” o “amiguismos”.

Ayuda a los misioneros y a las misiones pero también la tarea de hacer nuestras comunidades en España más sensibles a la misión de la Iglesia y fortalecer en los cristianos la conciencia de sentirnos misioneros desde el bautismo.

Anastasio era consciente de las necesidades y carencias que tenemos en nuestras iglesia locales pero esto no nos debía llevar a encerrarnos sino todo lo contrario a abrirnos a la misión ad gentes. La tarea y misión de todo cristiano no termina en su diócesis sino abiertos a la misión universal: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio”.

Anastasio Gil potenció y renovó las revistas misioneras tratando de acompañar la formación de niños, adolescentes, jóvenes y adultos en la conciencia misionera. Fue dinamizador de procesos formativos en niños con la Infancia Misionera. Modernizó las campañas misioneras tratando de mejorar los materiales didácticos pero también intentando recoger más ayudas para poder ayudar más y mejor a los misioneros. Seguro que el mejor regalo que podemos hacer es hablar de Jesucristo y de su propuesta de vida. Creador de los encuentros juveniles misioneros y de potenciar el voluntariado de los jóvenes en misiones. Incansable en sus encuentros con periodistas y medios de comunicación para hacer visible la vida de los misioneros.

Fue un honrado trabajador de la mies. Obsesionado con la transparencia y el buen hacer en la administración y animación misionera. Cercano y amigable. Buen conversador e incansable trabajador. Un buen animador del trabajo en equipo. Creador de grupos y comisiones, secretariados para hacer más corresponsable el trabajo en favor de las misiones, y hacer a las delegaciones diocesanas más partícipes en el trabajo ordinario en favor de la animación misionera.

Anastasio se dejaba querer. Amaba a los suyos y a la Iglesia. No olvidaba la parte espiritual en la animación misionera dándole siempre una función prioritaria.

D. Anastasio nos deja un poco huérfanos, pero nos ha enseñado tanto y de tantas formas. Hay que agradecerle mucho. Descansa en paz, maestro. Descansa en paz, misionero.

José Joaquín Tárraga