6 de enero de 2009
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La fiesta de Epifanía, manifestación del Salvador a los pueblos extranjeros, al comienzo del año, es una llamada de atención sobre la urgencia misionera que está en la misma entraña del ser de la Iglesia. Sin el dinamismo misionero una comunidad parroquial o diocesana está en peligro de perder la calidad de su vida cristiana. Si no estamos en constante actitud de dar y compartir nuestra fe esa fe se apaga y se pierde.
El día 6 de enero se celebraba la “colecta antiesclavista”. En junio de 1957 la Conferencia de Metropolitanos Españoles acordó celebrar en ese día el “día anual del Seminario Nacional de Misiones”. Y el 30 de abril de 1958 la Congregación para la Evangelización de los Pueblos encargaba al IEME (Instituto Español de Misiones Extranjeras) la organización de la colecta pontificia del 6 de enero que se orienta a los catequistas nativos. Facultaba al IEME para beneficiarse de la mitad de lo colectado para sus necesidades. Así se hizo saber también a los obispos por carta del 21 de noviembre de 1958. La parte de la colecta correspondiente a los catequistas se entrega a la Congregación para la Evangelización de los pueblos que mantiene en Roma un Instituto para la Formación de Catequistas en el que se forman catequistas procedentes de los distintos continentes y que luego contribuirán a la formación de sus hermanos catequistas en los países de los que proceden.
Es, por tanto, una Campaña pontificia en lo que se refiere a los Catequistas nativos y Campaña de la Conferencia Episcopal Española en lo que se refiere al IEME.
Queremos agradecer la importante colaboración económica a esta campaña. Por no ser las fechas más propicias para las economías domésticas esta limosna lleva el valor añadido del sacrificio. Por encima de esta ayuda material confiamos que no falta la colaboración más importante que es el apoyo en la oración y el profundizar en las exigencias del deber misionero que nace de nuestro bautismo.