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28 de enero de 2007

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l viernes, 2 de febrero, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada bajo el lema: VIDA CONSAGRADA Y FAMILIA HUELLAS DE LA TRINIDAD EN LA HISTORIA.

Con este motivo se celebrará la Eucaristía a las 8 de la tarde en la Catedral, presidida por el Obispo.

En nuestra diócesis tenemos 60 congregaciones religiosas de vida consagrada; hombres y mujeres dedicados de por vida a miles de niños y jóvenes en colegios (más de 7.000 en Albacete), a cientos de ancianos en residencias y asilos, a enfermos y personas necesitadas en situación crítica (Institución Benéfica Sdo. Corazón de Jesús, Hermanos de la Cruz Blanca en Helín…) a sectores de marginación, casas de acogida, etc.; además de la ayuda en las parroquias de su demarcación.
Algunas de las congregaciones religiosas de nuestra diócesis nos hablan de su razón de ser en la actualidad

Atención a los jóvenes necesitados
Nuestro fundador es Ludovico Pavoni. Vivió en una época caracterizada por profundos cambios políticos y sociales (1784-1849). Ordenado sacerdote (1807), su política fue siempre la del amor. Renunciando a los privilegios que le ofrecía su posición social, se entregó a aquellos que tenían más necesidad: los jóvenes más pobres, víctimas de la naciente revolución industrial, de las guerras y la miseria. A ellos dedicó su vida a través del Oratorio y el Instituto de San Bernabé, un lugar especial “donde al menos los más abandonados encontrasen el padre y la madre que habían perdido y crecieran en seguridad educados en profesiones honradas”. Para ellos creó talleres de artes y oficios y sobre todo una casa para aquellos que lo habían perdido todo, siendo precursor de Juan Bosco.

Para garantizar la continuidad de su obra fundó en 1847 la familia religiosa Hijos de María Inmaculada. Murió en Saiano, en el intento de poner a salvo de los bombardeos de Brescia a sus jóvenes. Juan Pablo II lo declaró beato el 14 de abril de 2002.

Carisma de la Congregación
La atención, el cuidado y el trabajo con los jóvenes más necesitados. Desde la época fundacional el carisma también se extiende a los sordomudos, a la editorial católica y a la colaboración en las parroquias. Inspirada en los escritos y en la acción apostólica de Ludovico Pavoni, nace en 1990 la Familia Pavoniana, movimiento en el que religiosos y laicos juntos, vivimos el carisma del beato L. Pavoni.

Actualidad
Actualmente la Familia Pavoniana está presente en Italia, Brasil, Eritrea, Colombia, México y España. Seguimos trabajando en el carisma de Pavoni a través de: centros para jóvenes necesitados, hogares tutelados, casas de acogida, centros terapéuticos para drogodependientes, residencias, colegios, escuelas de Formación Profesional, la editorial Áncora, una red de librerías…

En España dirigimos Proyecto Hombre de Madrid y colaboramos con este programa terapéutico en San Sebastián. En Cáceres, trabajamos en la cárcel, en algunas parroquias y en la animación juvenil. En Valladolid y Salamanca estamos presentes a través de centros educativos. A Albacete llegamos en 1993 iniciando un proyecto de atención a chavales en desventaja social, en colaboración con la Junta de Comunidades. A través de los Hogares Tutelados y de la Escuela de Formación de Apoyo al Menor ‘Puente’, tratamos de “tender una mano” al mundo de los niños y jóvenes en situación de riesgo, según el carisma del beato Ludovico Pavoni. También trabajamos en las parroquias de Santa Ana, Argamasón y Espíritu Santo.

El Instituto de las Religiosas Operarias del Divino Maestro (Avemarianas) fue fundado en Valencia por D. Miguel Fenollera Roca, sacerdote diocesano.

Su pensamiento fue buscar en todo la gloria de Dios a través de la evangelización de los pobres instaurando a Cristo en la familia con su peculiar carisma: la educación cristiana mediante la promoción humana y social, especialmente a través de la escuela.

Nosotras, Operarias del Divino Maestro, tratamos de actualizar el carisma con distintas actividades apostólicas: colegios, escuelas hogar, educación, formación profesional, asociación de alumnos y exalumnos, escuela de padres, catequesis, animación litúrgica, asistencia social y cuantas actividades apostólicas permitan la realización de nuestro carisma.

Nosotras, estas actividades, aquí en Albacete, las desarrollamos en el Barrio de La Estrella, a través de la escuela, principalmente en los niveles de Enseñanza Infantil, Primaria, Secundaria; Talleres Ocupacionales de F.P. y atención a las familias más desfavorecidas en recursos humanos materiales y culturales.

Nuestra Orden de Santa Clara, consagrada en exclusividad a la vida contemplativa; nace en Asís, Italia, por el año 1212, Clara, joven, guapa y de la nobleza; desde niña no se conforma con los clichés que su noble familia tenía programada para ella, es sensible, solidaria y muy atenta al acontecer y cambios de su sociedad; cuando tiene alrededor de 16 años, oye hablar por primera vez a Francisco en la Catedral de San Rufino, descubre que el proyecto de vida evangélico que Francisco proclama es lo que desde hace tiempo ella lleva dentro de su corazón, desde aquel instante, las vidas de estas dos personas no se separarán jamás; ambos tuvieron en común un gran amor por Cristo pobre y crucificado, él fue el que les colmó y satisfizo hasta lo más profundo, tanto así que con 18 años emprende en solitario, el mismo estilo de vida de San Francisco, cuando todos los tomaban por locos, dicen que ella preguntó ¿no estaremos locos de verdad? Francisco le respondió que lo necesario para empeñar sus vidas jóvenes y con un porvenir brillante por Jesucristo y su Evangelio.

Santa Clara es una de esas santas grandes, espléndidas, con quien uno goza, por que es alegre y a la vez da mucha seguridad, sabía a lo que estaba, mujer de su tiempo sí, fiel a la Iglesia sí, pero adelantándose a ambas por que dentro de ella latía muy fuertemente el soplo del Espíritu que la llevaba a no rebajar en nada lo tocante al Santo Evangelio;

En la actualidad…
Intentamos vivir desde su espiritualidad y carisma la sencillez, fraternidad y pobreza que tanto nos insiste el la Regla escrita por ella, que dicho sea de paso, es la primera mujer en la historia de la Iglesia que escribe una Regla Monástica y, para mujeres.

Nuestro Monasterio de Santa Clara en Hellín fundado en 1604 ha vivido con ilusión y coraje, actualizando en cada época el espíritu y Regla de Santa Clara, ha dado como fruto la vida de muchas hermanas que en el recinto del claustro clariano encontraron el motivo necesario y único de sus vidas: Cristo Jesús.

En estos momentos somos 15 hermanas; cuatro necesitan de atención específica; las otras once gozamos de vitalidad, y deseos de continuar gastando alegremente nuestra vida en favor de la Iglesia y nuestro querido mundo. Somos felices porque un día Dios se fijó en nosotras y nos unió a su obra de salvación, vivimos una vida sencilla en fraternidad y oración.

La dedicación de la Iglesia y Altar, como la Profesión de votos solemnes de Sor Guadalupe lo estamos viviendo como uno de esos momentos bíblicos de especial trascendencia, es un gran momento para profundizar en nuestro ser contemplativas, consagradas en el “Consagrado”: JESÚS. Sor Guadalupe al final del Rito de Profesión dejará en el Altar la formula de su Profesión perpetua simbolizando así que su vida estará para siempre unida al gran sacrificio Eucarístico.

No podemos más que dar gracias, infinitas gracias al Señor y a la Iglesia que acepta nuestra consagración por el “Don grande de nuestra vocación” es algo que colma y da plenitud a toda la existencia, que ensancha los horizontes, que rompe fronteras. Dios es así, nos creó por amor y nos sigue recreando en amor y libertad.