31 de enero de 2012
|
125
Visitas: 125
Un año más llega la fiesta de la Candelaria y con ella la Jornada Mundial de Vida consagrada tal como la instituyó el beato Juan Pablo II.
La fiesta de la Presentación del Señor, tiene una doble lectura. Ella nos hace comprender que lo que da sentido a nuestras vidas es la ofrenda amorosa que hacemos de ella al Padre. Por otra parte, es la fiesta de la luz, porque esta ofrenda en manos de la Virgen María se convirtió en llama de luz viva tal como lo proclamó el anciano Simeón.
El Cartel anunciador de este año reza así: “VEN Y SIGUEME” Vida consagrada y nueva evangelización”. El Papa, preparando el nuevo Sínodo, nos convoca a todos, pero de una manera especial a los consagrados. Es consciente de lo que dicen los Lineamenta preparativos de esta Asamblea sinodal: “Una gran tarea en la nueva evangelización corresponde a la vida consagrada” (n.8). Y en la Verbum Domini recuerda cómo cada carisma debe ser exégesis viva de la Palabra de Dios, es decir, una página evangélica abierta al mundo.
Por otra parte nuestro nuevo Plan de Pastoral se presenta con este lema: “Nos renovamos para evangelizar”. El Señor Obispo nos convoca a todos a tomar para en esta evangelización, haciendo una llamada especial a los consagrados, ya que ellos con su vida y testimonio, visibilizan mejor la urgencia evangelizadora.
En este día de la Candelaria todas las parroquias vamos a rezar por nuestros consagrados y vamos a pedir nuevas vocaciones, que muchos jóvenes lleguen a escuchar el “Ven y sígueme” de Jesús. Así pues será para todos un gran día de acción de gracias por el don de la vida consagrada, por el bien que ellos hacen en nuestra Diócesis. En la Catedral, el 2 de febrero, a las 20 horas tendremos la Misa presidida por nuestro Obispo, D. Ciriaco.
En el Cartel anunciador de la jornada vemos a Cristo llevando el timón dentro de la barca. Aunque algunas de nuestras comunidades, por la edad de sus miembros, por la falta de perspectiva de nuevas vocaciones, por encontrar ambientes duros para llevar a delante sus tareas no lo tienen fácil, nada hay que temer, Jesús está a su lado y todos los diocesanos queremos acompañarles también con nuestra oración y afecto.