2 de febrero de 2025
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El Movimiento Vida Ascendente celebrará el próximo martes 4 de febrero, a las 17:00 horas, la fiesta de sus santos patronos Simeón y Ana, en la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias y San Felipe Neri.
Vida Ascendente es un movimiento laical dirigido a personas jubiladas y mayores, con el objetivo de llevarles el mensaje evangélico para que puedan aportar a la sociedad y a la Iglesia su fe, su experiencia y su tiempo disponible.
Los miembros de este movimiento expresan su satisfacción y alegría por formar parte de él. Es el caso de Eugenia Pérez Martínez, de la parroquia San José, quien afirma que “le pedimos a Dios que nos siga incentivando la fe, la amistad y las reuniones, que nos dan mucha vida”.
Este movimiento reúne a sus integrantes, provenientes de diversos medios sociales y culturales, en pequeños grupos de trabajo y oración. Auxiliadora Martínez Fernández, del grupo de la parroquia del Buen Pastor, comparte: “Estoy muy contenta. Me gustan mucho las reuniones y lo que se nos propone en el libro. Pienso que, aunque tengamos problemas, nunca debemos perder la esperanza”. En la parroquia del Pilar, Ana María Aparicio comenta que es “más feliz porque tengo buenas amigas y, además, en la Iglesia me siento feliz, ya que es mi segunda casa, donde compartimos vivencias y experiencias”.
María Carmen García, de la parroquia de San José, expresa su gratitud por lo que le aportan las reuniones y las personas que ha conocido. De forma similar, Inmaculada Escribano describe su experiencia como increíble: “Nunca pensé que nuestras reuniones tuvieran esa fuerza para comprender los criterios de tantas personas con diferentes edades y trayectorias laborales y personales”.
Vida Ascendente crea un ámbito de amistad donde se comparten preocupaciones y vivencias. Para Agustina Sánchez, de la parroquia de la Asunción, el movimiento es “una escuela de sabiduría en la fe, un acompañamiento para todas las personas que necesitan no solo ser escuchadas, sino algo más. Es una gran riqueza de vida que nos ayuda a seguir adelante a través del Evangelio”.
Este movimiento ofrece a sus miembros medios para profundizar en su fe y fortalecer su esperanza, logrando que vivan esta etapa de su vida con plenitud humana y cristiana. María José Rodríguez Aranda, de la parroquia de Fátima, comenta: “Soy como de una segunda generación de Vida Ascendente, pues ahora tengo la edad que tenían mis padres cuando comenzaron a participar en Barcelona. La experiencia que me transmitieron me llevó a formar un grupo en mi parroquia. Nuestro grupo ha crecido poco a poco, al igual que la amistad entre nosotros. Ahora nos da alegría decir que somos ‘ascendentes’ y que pertenecemos a una forma especial de relacionarnos con Dios y con nuestros hermanos, lo que nos aporta alegría, compañía y sincera amistad”.
Vida Ascendente fomenta la integración de sus miembros en la misión de la Iglesia, impulsándolos a participar activamente en ella. Para María Carmen Herrera, de la parroquia de San Vicente de Paúl, este movimiento “es un regalo de Dios, ya que me ayuda a crecer junto a mis hermanos en la fe de Cristo. Cada uno aporta sus experiencias vividas, fortaleciéndonos mutuamente y extendiendo nuestras manos con los mejores deseos para los demás”.
Además, el movimiento orienta y estimula a sus integrantes para que, como ciudadanos responsables, participen en la animación cristiana de la sociedad, adoptando un estilo de solidaridad con los demás. Florencia Matilde Torres, de la parroquia del Espíritu Santo, concluye: “Es un encuentro con personas mayores dispuestas a compartir sus experiencias de fe y reflexionar sobre el sentido de la vida. Nos ayuda a descubrir nuestros valores y a abrirnos a la escucha de la Palabra”.