14 de abril de 2024
|
207
Visitas: 207
[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]V[/fusion_dropcap]icente Martín Muñoz, delegado episcopal de Cáritas Española, visitaba hace unos días Albacete para compartir algunos retos que abordar en el seno de la entidad.
Vicente, has venido a Albacete, invitado por Cáritas Diocesana de Albacete, para abordar nuevos retos, lo primero será partir de la realidad
Partimos siempre de una realidad dura, como la que nos toca vivir tras las sucesivas crisis que han generado tras su paso incertidumbre y desesperanza. Hablamos de crisis económica, social, sanitaria, política, ahora bélica, con los conflictos de Gaza, Ucrania, Yemen y en otros lugares… Si eso nos afecta a todos, lo hace con más intensidad y de manera más extensa en las personas más vulnerables. Vivimos en una sociedad desigual que cada vez es más plural y más globalizada.
Vivimos en una Iglesia que está en cambio, en discernimiento, que quiere acompañar esta realidad cambiante y esta nueva época para seguir transmitiendo el Evangelio, y ahí es donde se inserta Cáritas. Me gusta decir, y estoy convencido de que Cáritas, hoy día, como la misma Iglesia, está en una realidad eclesial frágil, pero no renuncia a ser un signo de esperanza, especialmente para los más vulnerables.
¿Con qué Cáritas sueña para poder dar respuesta a estas realidades que nos estás describiendo?
Yo creo que el primer sueño es una Cáritas más creativa que sepa dar respuesta a las nuevas realidades de pobreza que nos estamos encontrando, y que tiene nombres y rostros muy concretos. Desde las personas mayores en soledad, pasando por la realidad de la inmigración, los temporeros, teniendo presente el problema que tienen que ver con la salud metal, que incluso está afectando a los jóvenes, el problema de la vivienda… tenemos ahí grandes retos. Soñamos con una Cáritas que sepa dar respuestas, que no solamente palie situaciones y parchee dificultades, sino que realmente de una respuesta integral desde un enfoque de derechos.
Soñamos con una Cáritas más presente en la misión de la Iglesia, porque no se trata solo de ayudar a las personas más empobrecidas, sino de crear comunidades acogedoras, fraternas, que saben acompañar y cuidar. Comunidades cristianas que sean espacios de encuentro y de humanización. Si Cáritas no está presente en la vida de la Iglesia, si no se cuida la dimensión caritativo y social, la evangelización no es completa. Y soñamos con una Cáritas con una presencia más significativa en la vida pública, que también junto a otros, alumbre un nuevo modelo de sociedad. Tenemos el gran reto de poner a las personas en el centro, en el centro de la vida social, política y económica, porque es el gran capital.
¿Cómo el grupo de Cáritas Parroquial puede contribuir a crear esa comunidad más integradora?
De lo que trata es de hacerse presente en la vida de las comunidades, no ser un grupo aparte, sino integrado, en la misma estructura. Tenemos como gran reto en nuestras parroquias de propiciar ese engranaje. Yo he estado más de 20 años como párroco en Badajoz y ahora estoy en la parroquia del barrio en el que vivo en Madrid, y muchas veces, la imagen que se me viene a la cabeza de una parroquia es la de ese armario bien ordenado, con todos sus cajones, pero con realidades poco vinculadas. Tenemos el cajón de la liturgia, de la economía, de Cáritas, de catequesis… todo muy bien ordenado, pero con pocos vasos comunicantes. Para mí el gran reto es cómo hacer ese engranaje. Cáritas puede facilitar esos espacios, y poco a poco ir haciendo posible que la acción caritativo y social se vincule con la liturgia, con la catequesis, con la formación, con la Doctrina Social de la Iglesia.
Una parte fundamental de Cáritas es el voluntariado. ¿Qué le dices a esa mujer que lleva tanto tiempo en Cáritas y que está cansada, y a alguien que todavía no se ha animado a formar parte de Cáritas?
El gran reto pasa por cómo hacer el relevo generacional ante un voluntariado que se nos ha ido haciendo cada vez más mayor, que ha dado lo mejor de sí, pero que en muchos casos ya no puede estar tan presente ni ayudar como hacía años. Cuando no se puede estar en primea línea para ayudar a los últimos, puedes seguir estando presente, pero de otra manera, dando tu opinión, compartiendo tu experiencia o siendo, como decía el papa Francisco, el pulmón de la acción caritativo y social.
Para los jóvenes Cáritas puede ser una gran escuela, un espacio privilegiado en el que aprender ciudadanía. Además, necesitamos que nuestros jóvenes miren también la realidad de la pobreza y la exclusión.