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28 de mayo de 2023

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Pedro Luis Picazo Gómez es natural de Tarazona de la Mancha y reside desde hace 22 años en Icod de los Vinos (S/C de Tenerife). Ha sido el ponente de la jornada de Apostolado Seglar, celebrada el pasado viernes el Tarazona de la Mancha, con la conferencia “La corresponsabilidad del laicado en el siglo XXI”. Conversamos con él.

Pedro Luis, ¿Cómo ha terminado un manchego en Canarias?     
Esto es consecuencia de mi ser. Cada experiencia positiva o negativa me va «haciendo» y, sobre todo, convirtiendo en la persona que soy. Líder, comunicador, alegre, creador, innovador o explorador de la vida son algunas de mis cualidades personales. Soy maestro. He trabajado como profesor de Religión en Enseñanza Secundaria desde 1991, compaginando esta labor con la formación de educadores. He escrito 5 libros con la editorial PPC. Actualmente, desde septiembre de 2022, he comenzado un nuevo proyecto de vida personal y profesional como emprendedor con el proyecto educativo emocional creativo PEDROLUPI para ayudar y acompañar a educadores y otros colectivos a crecer y mejorar como personas y profesionales. Mi prioridad en este momento es acompañar a educadores, formadores, cuidadores, responsables de pastoral, etc. a ser y estar mejor, para así, poder ayudar a los demás. También actualmente pertenezco a la Delegación de Catequesis de la diócesis Nivariense (Tenerife)

¿Cuál es el mayor reto para la Iglesia actual?
En este momento necesitamos buenos líderes, referentes que vivan la fe con naturalidad y verdad. Muchas personas buscan a Dios en su entorno, en su vida y no llegamos a ellas. Es urgente que la Iglesia se cuestione el porqué. Los laicos tenemos una misión en el mundo como “sembradores” de la semilla del Reino. Los laicos, junto con los pastores, deben dar testimonio cristiano en ambientes seculares: el mundo del trabajo, de la cultura, de la política, del arte, de la comunicación social (Papa Francisco). Llegar a los demás con ejemplos sencillos, cotidianos y encarnados en la misma realidad en la que nuestros coetáneos intentan vivir su propósito de vida, en muchísimas ocasiones sin éxito debido a que les falta dirección y meta, en una palabra, sentido.

¿Qué necesitan los laicos en este momento de la historia?           
Los laicos son en una sociedad tan secularizada y que vive a espaldas de Dios, compañeros de camino de muchas personas en lo cotidiano, en el trabajo, en la cola del súper, el hospital, la Iglesia…y su ejemplo y estilo de vida es el que propicia que los demás se interroguen y se acerquen. La respuesta que reciban será decisiva. Tenemos que estar preparados. Nadie da lo que no tiene.

Trabajas con herramientas de Inteligencia Emocional ¿Qué nos pueden aportar?       
En nuestro día a día, en nuestra labor pastoral, nos vemos afectados y, en ocasiones, desbordados por emociones que nos generan malestar e impiden que desarrollemos nuestra misión. La Inteligencia Emocional nos permite ser conscientes de cómo nos afecta lo que vivimos para gestionarlo adecuadamente y evitar tensión y dolor en nosotros mismos y en los demás. Mi proyecto de educación emocional se centra principalmente en tres pilares: el autoconocimiento, la gestión emocional y la motivación. Una persona que se respeta, cuida y ama podrá darse y entregarse desde lo que es y vive. Necesitamos competentes emocionales en nuestra Iglesia. Personas responsables que gestionen, vivan y sientan con actitud de esperanza y con valores como el perdón, la gratitud, la cercanía…

Por último ¿Por dónde comenzar?
Lo primero y fundamental es no perder la esperanza, seamos cristianos que cuidan su fe, ese tesoro que llevamos en vasijas de barro para luchar por la construcción del Reino de Dios. La oración, la lectura de la Palabra, los sacramentos…pero también nuestra comunidad de referencia, son el abono de la semilla de la fe que sembramos día a día en nuestro mundo. Animo a todos a seguir adelante con esperanza.