25 de febrero de 2024
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l Obispo de Solsona, Mons. Francisco Conesa Ferrer, es uno de los tres obispos españoles participantes en las Asambleas del Sínodo convocadas por el Papa Francisco. D. Francisco Conesa ha estado en Albacete para compartir, con sacerdotes y laicos, su experiencia en el Sínodo.
El Obispo comenzaba su exposición partiendo de los inicios del Sínodo de Obispos que es una institución creada por el Papa Pablo VI en el año 1965. Desde entonces se reúnen cada 4 años y se han tratado temas muy importantes como el laicado, la vida religiosa, el sacerdocio, la misión de la Iglesia, … El Papa Francisco le ha querido dar un giro a estos encuentros para crecer en sinodalidad. Por ello, afirma D. Francisco Conesa, “el Papa ha promulgado la Constitución Apostólica Episcopalis Communio con dos novedades significativas. La primera, la participación activa del Pueblo de Dios en la fase de escucha realizada a nivel mundial. La segunda, la inclusión de miembros no obispos en las Asambleas del Sínodo. Con el Papa determinando su participación y función”. Reconoce Mons. Conesa que esta apertura ha generado discusiones sobre la colegialidad y sinodalidad en la Iglesia porque algunas Iglesias de Oriente han expresado su preferencia por un Sínodo exclusivamente de obispos.
Para el Obispo de Solsona, es bueno recordar que el Sínodo es un proceso consultivo y de discernimiento, cuyas conclusiones se presentarán al Papa como propuestas para la vida de la Iglesia. Durante el Sínodo se ha dado la importancia de vivir el discernimiento comunitario enfocado en escuchar juntos la voz del Espíritu para determinar lo que es bueno para la Iglesia actual y cómo hacerla crecer. El Sínodo es un acontecimiento espiritual, marcado por la oración y la reflexión sobre textos relacionados con el Espíritu Santo. El Sínodo ha tenido una naturaleza ecuménica con la participación de cristianos no católicos.
El tema central de la sinodalidad no es nuevo, afirmaba D. Francisco. Aparece en la reflexión de la Iglesia sobre su propia naturaleza, especialmente con la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II. Vivir la necesidad de la sinodalidad con un estilo, actitud y una cultura dentro de la Iglesia. Toca abordar la corresponsabilidad diferenciada, reconociendo la dignidad bautismal de todos los cristianos. Dentro de este proceso sinodal, es importante escuchar a todos, incluso a los cristianos no católico.
El Obispo también hizo propuestas concretas. Destacó la importancia de redescubrir la dignidad bautismal y la capacidad de discernimiento de todos los fieles. Resaltó la importancia de la corresponsabilidad en la vida y misión de la Iglesia, reconociendo las distintas vocaciones y misiones de cada miembro. Recalcó la importancia de aumentar la participación de los laicos en la Iglesia, mediante el fortalecimiento de los consejos y estructuras sinodales existentes. Hizo hincapié en la necesidad de basar estas participaciones en la Palabra de Dios y en la experiencia apostólica de los laicos. Sobre el papel de la mujer en la Iglesia, el obispo acentuó la participación activa de mujeres en el Sínodo y la propuesta de algunos padres sinodales para que se permita a las mujeres participar en los procesos de toma de decisiones en la Iglesia. Por último, el Sínodo propone la necesidad de una profunda conversión espiritual para cualquier cambio estructural.
Sobre las preocupaciones sinodales, se destaca que algunas comunidades no tienen acceso a la Eucaristía dominical debido a la falta de sacerdotes. Algunas voces dentro del Sínodo propusieron la ordenación de “viri probati” como una posible solución.
El Obispo Conesa abordó la acogida incondicional de todas las personas, incluyendo a aquellos en situaciones matrimoniales complejas y a la comunidad LGBTQ+. Para Mons. Francisco Conesa, “hay una necesidad de discernimiento compartido en estos temas. El Sínodo es un proceso continuo, de participación activa por parte de la Iglesia universal. Por eso, se insta a los grupos parroquiales a reflexionar sobre cómo ser una Iglesia más sinodal”.
En estos momentos se está trabajando en el documento adoptado durante la Asamblea de octubre de 2023. Este documento está guiando el trabajo de la Iglesia Católica hasta la celebración de la Segunda Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en octubre de 2024.