19 de septiembre de 2023

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Para celebrar esta Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, 24 septiembre, tendremos dos actividades:

–        El domingo 24 de septiembre a las 19:30 habrá una Eucaristía en la parroquia de Santo Domingo organizada por el Secretariado de Migraciones.

–        El lunes 25 de septiembre, a las 18h. en el salón de actos de la Parroquia de El Buen Pastor habrá una conferencia del director de la revista Mundo Negro, el misionero comboniano Enrique Bayo, con el título “África: ¿libertad para migar o quedarse?” con la que intentaremos comprender la situación que lleva a tantos africanos a emigrar.

COMUNICADO

Con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (24 de septiembre) la subcomisión de Migraciones y Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal española nos propone plantearnos las causas del aumento de los flujos migratorios en todo el mundo. El punto de partida de toda reflexión sobre el fenómeno migratorio debiera ser el derecho de toda persona tanto a migrar, como a quedarse en sus países de origen, es decir, el “derecho a no migrar”.

En su mensaje para esta jornada, el Papa Francisco señala que “entre las causas más visibles de las migraciones forzadas contemporáneas se encuentran las persecuciones, las guerras, los fenómenos atmosféricos y la miseria. Los migrantes escapan debido a la pobreza, al miedo, a la desesperación”. Como Iglesia nos duelen estas heridas que afectan a tantas personas y hermanos nuestros y nos preguntamos qué estamos haciendo o qué debemos dejar de hacer, para que se garantice un desarrollo humano integral y sostenible.

Libres para quedarse

Para que las personas sean de verdad libres para elegir si migrar o quedarse en su tierra, es necesario garantizar condiciones de bienestar en las zonas de origen de los flujos migratorios. Las injusticias económicas, la competitividad y la ley del más fuerte, deberían dar paso a las ayudas económicas y a la condonación de las deudas, así como a la reducción de las sanciones internacionales que dificultan que los Estados brinden el apoyo adecuado a sus poblaciones. Y aun así, allí donde las circunstancias permitan elegir si migrar o quedarse, también se ha de garantizar que esa decisión sea informada y ponderada, para evitar que tantas personas sean víctimas de ilusiones peligrosas o de traficantes sin escrúpulos.

En esta línea, el Departamento de Migraciones trabaja en un proyecto internacional junto a las diócesis concernidas por la “Ruta atlántica” en África y Europa para promover una Guía de hospitalidad internacional y campañas de información en los países de origen o de tránsito.

Libres de migrar

Como dice Francisco “mientras trabajamos para que toda migración sea fruto de una decisión libre, estamos llamados a tener el máximo respeto por la dignidad de cada migrante; y esto significa acompañar y gobernar los flujos del mejor modo posible, construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular”.

En este sentido, compartimos algunos signos de esperanza de nuestra Iglesia que acompaña a quienes deciden migrar a nuestro país:

1.- En muchas parroquias, vida consagrada y otros espacios eclesiales vamos conformando “Comunidades Acogedoras y Misioneras” donde crecer en la experiencia de Dios, en comunión y en participación. Para los católicos, cada migrante es “otro Cristo” porque el Señor Jesús se ha identificado con ellos (Mt 25).

En Albacete, el Secretariado de Migraciones, que reúne y coordina el esfuerzo de varias entidades eclesiales (Familia Vicenciana, Hermanas de la Consolación, Justicia y Paz) abrirá pronto un Centro de Acogida Integral del Migrante, que estará ubicado en la calle Francisco Pizarro 44, con servicios de lavandería, consigna, asesoramiento legal, consultoría médica, formación… También participamos en la Mesa de Migraciones, que coordina y promueve a nivel local esta acogida, promoción integral e inclusión pastoral y social. Es importante implicarse con los migrantes que luchan por el reconocimiento de su “plena ciudadanía” junto a quienes los acompañan dentro o fuera de la Iglesia.

2.- Se ha propuesto a las diócesis los “Corredores de hospitalidad” para promover la espiritualidad y la cultura de la hospitalidad, que debiera interpelar a las diferentes administraciones del Estado a implicarse en una solidaridad entre territorios que permita el tránsito voluntario y el acompañamiento de jóvenes extutelados. El Secretariado diocesano reflexiona nuestra posible participación en este proyecto.

3.- Afirmamos las oportunidades del mundo rural, queremos contribuir a cuidarlo favoreciendo la revitalización de los pueblos y sus parroquias. La Mesa del Mundo Rural se ofrece para contribuir al arraigo de familias migradas y al futuro de los pueblos y del campo.

4.- La diversidad cultural que configura un nuevo rostro del Pueblo de Dios y de la sociedad en España, nos hace decir que los migrantes son condición de futuro de nuestra Iglesia. Y también para esta sociedad que esperamos no se conforme con el invierno demográfico ni se deje contaminar por actitudes o comportamientos racistas a nivel individual o estructural. Siempre diremos no al racismo.

En definitiva, consideramos que es preciso un nuevo modo de abordar las migraciones, ordenando los flujos migratorios, garantizando todos los derechos desde los países de origen, tránsito, en las fronteras, en el mar y en todo el territorio nacional. Insistimos en el valor de los “corredores humanitarios”. La mejor manera de luchar contra las mafias es una migración ordenada.

Pero, en todo caso, “dondequiera que las personas decidan construir su futuro, en el país donde se ha nacido o en otro lugar, lo importante es que haya siempre allí una comunidad dispuesta a acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar a nadie fuera”.