21 de mayo de 2023

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Son muchas las voces de los profesionales de la educación que alertan de la existencia de un factor común en un gran número de adolescentes que los lleva a una actitud de apatía, de pérdida de motivación y les hace sentirse solos, de que algo falta en sus vidas sin encontrar respuesta. La Delegación Diocesana de Enseñanza en la Jornada Educativa de este año ha tratado el tema con la profesora de Psicología de la Universidad Francisco de Vitoria, Ruth María de Jesús, para que enseñe a detectar pronto este sentimiento en el comportamiento de nuestros jóvenes. Hablamos con ella.

¿Existe el vacío en los jóvenes?
Forma parte del desarrollo humano. Somos seres con anhelos y deseos profundos. Ante esta apertura buscamos respuestas. Si no encontramos respuestas, se produce el vacío. Todos podemos caer en este vacío, no sólo los jóvenes.

¿Cómo acompañar este vacío?
Con nuestra persona y nuestra vida. Somos testigos de una esperanza. Nosotros también hemos pasado por esas preguntas y esta búsqueda de anhelos. Y hemos ido dando respuesta con un sentido. Desde esta experiencia vital acompañamos al joven. Somos testigos de que es posible vivir con sentido y descubriendo respuestas.

¿Qué elementos pueden ayudar al joven?
Los elementos concretos que el joven requiere para enfocar su vida y darle un sentido son diversos. La capacidad de entrega, asombro y de esfuerzo. La paciencia para amar y encontrar convicciones. La capacidad de aguante ante el dolor, las dificultades y el sufrimiento. Es bueno acompañar a vivir y a poder aceptar y entender la vida y poder descubrir el bien que hay en ella.

¿Qué debemos cuidar en la vida del joven?
El joven es de amigos, necesita a otros. Debemos ofrecer una comunidad educativa y parroquial donde encuentre un sentido. Y donde sea contracultural. Donde la vida del joven, aquello que anhela y deseas es posible y lo puedes lograr viviendo en una comunidad. Debemos plantear horizontes, metas, sueños, …

¿Al vacío existencia todos estamos expuestos?
Estamos en una cultura que nos pone un horizonte de felicidad bien estrecho: estar bien. La cultura del bienestar muchas veces no responde a los anhelos más profundos que tenemos.

¿Nos pondrías algunos deberes?
El deber es personal. Tenemos que llenar la vida con sentido. Los adultos tenemos que educar y testimoniar nuestra vida. Es nuestra responsabilidad cuidar a nuestros mayores y educar a nuestros jóvenes. Mostrarles un horizonte donde es posible la vida lograda y eso lo hacemos con nuestra propia vida.

Ruth de Jesús sigue sonriendo a cada pregunta. Para ella, vivir con una esperanza es posible. Su mirada, sonrisa y trato humano son testigo de ello.