24 de enero de 2021
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Fue el pasado 4 de agosto del 2020, cuando temblaron los cimientos de la ciudad de Beirut, una terrible explosión originada en el puerto de la capital, dejaba tras de sí 202 muertos y 6500 heridos. Al incalculable valor de las pérdidas humanas tenemos que sumar las cuantiosas pérdidas materiales en un país ya de por si castigado por la crisis económica, el paro y todo ello, agravado por la actual pandemia del coronavirus. Dicha explosión en el puerto se oyó en Chipre a 234 km de Beirut, provocó daños en una cantidad de innumerables edificios, entre ellos, los del barrio cristiano del capital situado junto al puerto o el silo principal de la ciudad que albergaba el 85 % del grano de reserva de la ciudad, dejando las provisiones de alimentos para apenas un mes, lo que empeoraba la situación actual de la capital y del país.
Después de 20 años de guerra civil y tras unas décadas de paz y convivencia que son ejemplares, el país vuelve a necesitar mucha esperanza. El papa San Juan Pablo II, en 1997 en su visita al país declaro que “el Líbano es más que un país, es un mensaje”. En este país conviven 18 grupos religiosos que con sus dificultades viven en armonía.
El llamado “país de los cedros” aparece citado en la Biblia 72 veces. También es Tierra Santa, pues fue uno de los lugares en los que predicó Jesús e hizo milagros. Las ciudades de Tiro y Sidón, en la costa sur libanesa, escucharon hace dos mil años la voz del Mesías que traía la paz y la esperanza para los hombres.
Es el único país de Oriente Medio donde los cristianos tienen una fuerte representación, cerca del 35% de su población es cristiana, el país cuenta con más de 1050 parroquias atendidas por 1.500 sacerdotes, 865 instituciones católicas dedicadas a la educación o con 324 instituciones dedicadas a la salud, toda esta infraestructura social de la iglesia mantiene no solo a la población local sino que también sustenta a una gran cantidad de refugiados, allí 1 de cada 3 habitantes es refugiado, cerca de 2 millones de personas han huido de la guerra o la persecución como la de Siria para refugiarse en el Líbano.
La fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) respondió de inmediato en agosto a las necesidades más urgentes: la financiación de paquetes de alimentos para 5.880 familias, por valor de 250.000 euros. Y va a seguir ayudándoles para que los cristianos libaneses y las personas a las que ayuda la iglesia allí puedan recuperar sus vidas.
El Líbano es desde hace años 1 de los 10 países más ayudados por ACN anualmente, el año pasado se destinaron 2,2 millones de euros. Este año para ayudar a levantar la iglesia del Líbano pretendemos hacerle llegar cerca de 5 millones de euros, es por eso que os presentamos esta campaña de ayuda a través de la Fundación pontificia ayuda a la iglesia necesitada (ACN). Para poder hacer aportaciones en esta campaña puede colaborar a través de la página web www.ayudaalaiglesianecesitada.org en el apartado de dona, las aportaciones pueden ser del importe que deseen y pueden colaborar con la fundación de manera puntual o periódica.
Algunos de los proyectos a los que la fundación destinara los fondos recaudados serán los siguientes:
- Catedral maronita de San Jorge por valor de 490.000 euros para reconstruir vidrieras, puertas, el techo y gran parte del mobiliario.
- Hospital de Rosario a reconstruir: el convento de la novena planta y la capilla de la primera por valor de 272.000 euros.
- Convento de las hermanas del sagrado corazón de Jesús y María a reconstruir los nueve pisos, incluidos el convento de las hermanas, que se han visto afectados, hay que reparar techos, ventanas y colocar puertas nuevas. 409.000
- Financiación del comedor de San Juan el misericordioso para las familias refugiadas en Zahle 700.000 euros.
- Creación del centro de pruebas COVID-19 en el hospital diocesano Tel Chiha 136.000 euros.
- Paquetes de comida para 2000 familia de Zhale y el valle del Bekaa 90.190 euros
- Formación de 7 seminarista 10.000 euros 8. Mantenimiento de 62 sacerdotes a través de estipendios de misas 33.020.