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26 de abril de 2020

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El Covid19 golpea en el mundo. Es pandemia declarada y el casi centenar de misioneros albaceteños sigue muy de cerca la evolución del coronavirus. Lugares diferentes pero una confianza única: Dios. Hoy viajamos por el mundo, a través de algunos de nuestros misioneros, y compartimos con ellos el sufrimiento y la preocupación, tanto por lo que viven como por las noticias que les llegan desde España.


Brasil es tan grande, que cada Estado lo está viviendo de manera distinta. En Guaraparí, las personas están desorientadas, hay algunos que no están respetando el aislamiento social, por lo que el ambiente es extraño y no hay un sentido de comunión ante esta situación. El pueblo está dividido, como sus representantes. El presidente dice que lo importante es trabajar, que este virus no es para tanto, mientras los gobernadores suprimieron hace un mes actividades masivas, escuelas y cerraron los comercios. Muchas familias que se mantienen con el trabajo de recogida de latas o vendiendo cosas en la playa, están sufriendo la experiencia de no tener dinero para comprar los alimentos del día. Aquí las familias ganan en un día lo justo que van a gastar el día siguiente. Recibimos productos básicos de muchas personas solidarias y los repartimos a las familias más necesitadas. Acompañamos con nuestra oración y les hacemos sentir que no están solos.

Hna. María Ángeles Lara López, Brasil


En Nicaragua estamos viendo con estupor la estela de muerte y sufrimiento que está causando la actual pandemia. Aquí podemos decir que estamos en una calma tensa esperando sus efectos en una población mucho más vulnerable en muchos sentidos, pero mucho más resiliente por la cantidad de problemas que enfrenta continuamente. Aquí solo han reportado un par de muertos y no hay medidas aún de distanciamiento social. Mantenemos la esperanza de que, pase lo que pase, Dios nunca defrauda y siempre abre caminos en el abismo.

Francisco Javier Pla, Nicaragua.


Estamos en cuarentena con normas bastante estrictas de aislamiento. Esto se hace difícil en los barrios más carenciados. Hasta el día de hoy la situación está controlada. Los casos positivos son más de tres mil y los fallecidos son unos 150. Se teme la curva ascendente

Además del problema de salud está el económico. A nivel pastoral se está trabajando bastante por medio de las redes.

Emilio Ballesteros, Argentina


En Ecuador llevamos más de un mes de confinamiento obligado y paro de la actividad económica. El país arrastra una grave crisis económica desde el año pasado. Está afectando más duramente en Guayaquil y las provincias de alrededor, pero se está extendido en todo el país. No tenemos información clara y fiable de cómo avanza la enfermedad. Lo estamos viviendo con mucha preocupación, solidaridad y esperanza. El 50% de la población no tiene un empleo fijo, sino que vive al día. Como Iglesia buscamos acompañar la fe a través de las redes sociales. Es muy hermoso el movimiento que se ha despertado en tantos hogares que como iglesia doméstica se está celebrando y viviendo la fe en familia. Acompañamos tantos duelos que se están viviendo de manera tan difícil. Las parroquias son centros de acopio de víveres que se entregan a las familias más desfavorecidas.

Pedro Jesús Arenas, Ecuador.


Llevamos en confinamiento desde el 22 de marzo. El Gobierno ha tenido que dar ayudas de muchos tipos, y a mucha gente, pues la mayoría de la población vive del día a día. Todos colaborando con generosidad desde la sanidad, militares, policías, servicios esenciales.

Hna. Mari Carmen Gil, Bolivia


En este barrio de la zona Sur de Cochabamba con miedo a lo desconocido y respetando la cuarentena. Estamos pendientes de nuestros vecinos y de los más desprotegidos, bien por el teléfono o yendo a sus casas. Dos preguntas que se han incluido en el día a día: ¿Cómo están, necesitan algo? Entonces es el momento de escuchar o salir rapidito a compartir algo con el que está en silla de ruedas, o la abuela que está sola con cinco nietos, o con quien ha muerto el familiar de repente y acompañamos desde la acera de enfrente cantando el “resucitó”, o poniendo mensajes de esperanza Pascual en la puerta de casa para los que pasan.

Hna. Belén Sánchez, Bolivia


Este tiempo lo vivimos con mirada atenta a la realidad. Con preocupación y dolor por tanto sufrimiento, soledad, tristeza, muerte. Con incertidumbre, pero a la vez con fe y esperanza por tantos gestos, actitudes y situaciones de solidaridad, escucha, cercanía, de compartir, de apoyo, ayuda… Con esperanza y en oración porque tenemos la certeza de que la vida es más fuerte que la muerte y que en esta lucha por la vida no estamos solos el Señor está presente y camina a nuestro lado, con nosotros. Intentamos poner nuestro granito de arena para que tomemos conciencia de la situación, de la importancia de quedarse en casa, de cumplir las normas de higiene y de la cuarentena para el bien de todos, de la necesidad de cuidarnos unos a otros.

Hna. María Jesús Torres, Bolivia


En Zimbabwe estamos en la cuarta semana de confinamiento. La Iglesia se adelantó una semana en suspensión de actos de culto y reuniones. A la doble crisis de una economía en ruinas, más del 80% de paro y una inflación galopante, y la hambruna debido a la sequía, 8 millones necesitan ayuda alimentaria, se une ahora la crisis del coronavirus donde los más afectados son el 60% de la población que sobrevive del mercado callejero y ahora se ve confinado haciendo frente a la pandemia del hambre. Nuestro deseo ferviente y oración es que esta pandemia no se extienda porque esta tragedia se convertiría en una catástrofe. 

Mons. Ángel Floro, Zimbabwe


En Guatemala estamos confinados. El presidente que es médico está alertando de los peligros de la pandemia que se vive, en general, poniendo la confianza en Dios. En las familias se reza el rosario y han hecho los vía crucis en cuaresma. Desde que comenzó el toque de queda y se declaró estado de calamidad a las 12 se toca las campanas en todas las iglesias y reza el Regina Coeli. Han seguido la Semana Santa por radio o Facebook publicado en sus parroquias y lo han seguido miles de personas. Hay preocupación por la pobreza y las familias en necesidad.

Heliodoro Picazo, Guatemala