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5 de noviembre de 2020

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l día 25 de marzo me ingresaron a las 23:30 horas en el hospital Quirón salud de Albacete. El diagnóstico era “Neumonía Bilateral por COVID-19”.

El día 26 me visitó el doctor Manuel Vives Soto. La primera pregunta que me hizo fue si era casada, soltera… “Soy religiosa, Hermana de la Consolación, y estoy en el Cotolengo”, le contesté.

A continuación el doctor me dijo que estaba muy grave, que tenía que rezar mucho. Le contesté que estaba en las manos del Señor, que se hiciera su voluntad. Le dije que rezaría mucho a la Virgen María, Madre de Consolación, y por todos los enfermos de la COVID, de forma especial por la mujer que estaba conmigo en la habitación y por los niños.

A los tres días, cuando la situación era muy grave, y especialmente las primeras 48 horas, hubo una inesperada mejoría. Mi comunidad rezaba mucho. Yo tenía confianza en la oración y en la gracia del Señor. Todo me parecía un sueño. En el hospital estuve muy bien de parte de todos, tanto del mismo hospital como de las enfermeras y, sobre todo, por el doctor Manuel, que me visitaba todos los días.

Después, cuando volví a la comunidad, estuve 17 días en cuarentena. Tuve una buena recuperación. Todas mis hermanas me cuidaron muy bien: eucaristía cada día por la televisión en la habitación y comunión diaria.

No me canso de dar gracias por ellas, por tanto bien…

Amén. Aleluya.