25 de agosto de 2020
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No es más que un hasta luego.
Discurso de despedida de un exalumno de las Escuelas Pías de Albacete
Se veía venir, pero no creíamos que la decisión terminaría por cumplirse. Ayer, 24 de agosto se despedía de Albacete el último rector de la comunidad escolapia, el P. Antonio Saíz Eguren. Me imagino que empacaría el poco equipaje que tenía y se iría de modo discreto, sin despedida oficial. Antes lo hicieron el resto de miembros de la comunidad. Uno de ellos, el mítico P. Andrés García, ya nonagenario y “profe” de matemáticas de tantas generaciones.
Se van los religiosos, pero no cierra el colegio. El carisma de Calasanz sigue vivo en tantos laicos que han aprendido de la entrega y la sabiduría de Calasanz y de sus hijos, los escolapios. Sin ellos, hoy sería imposible la misión. Son verdaderos custodios de la tradición escolapia que han recibido de tantos que les han precedido.
Hoy estamos celebrando la fiesta de Calasanz y la vivo con un cierto sentimiento de pena y vacío. Fui alumno de las Escuelas Pías de Albacete desde preescolar y durante toda la EGB. Después, aunque iba al Instituto Público, volvía frecuentemente al colegio porque lo sentía como mi casa, en los locales scouts, construyendo la “expo-scout”, en el laboratorio de fotografía, con el taller de biología de Abel Piqueras… El cole fue la segunda casa de muchas generaciones de jóvenes que nos sentíamos muy acogidos por los religiosos escolapios que vivían entonces: Bernardo Navarro, Marcelo Alas, Teodoro del Val, Urbano Zaera, Javier Olaso, el hermano Vicente, Andrés García y Ernesto Camps. Quizá me deje alguno… ¡Perdón! Recuerdo cuando era muy niño al P. Andrés, a Carlos Elorriaga, al P. Antonio Sáiz cuando era joven, alias “el bata” y al entrañable José Navarro que nos preparó para la primera comunión… No me olvidaré nunca la visita del P. Ramón Barberá que nos visitó justo después del terremoto en Nicaragua y que nos impresionó con su ardor misionero.
Los religiosos eran muy distintos entre ellos, pero los conocíamos por su nombre porque nos daban clase, recorrían los pasillos, nos daban la bienvenida en la puerta del cole y estaban ahí siempre presentes con nosotros en los momentos importantes.
Había tanto dinamismo en el colegio a principio de los años ochenta que atrajo también a las alumnas de La Enseñanza, María Inmaculada y Dominicas que también querían participar de la “joya de la corona” del colegio: El Escultismo. Detrás de todo, un verdadero crack de la pastoral: el P. Javier Olaso. Juntos soñamos un mundo nuevo, una iglesia nueva. En esa época fecunda se fraguaron muchas vocaciones educadoras y algunas religiosas.
Por diversas razones, los scouts tuvieron que dejar los locales, pero con una nueva comunidad religiosa joven y con un claustro de profesores renovado, el colegio se puso a un buen nivel pedagógico y pastoral. Nueva etapa, nuevo estilo… pero siempre con los religiosos escolapios en los pasillos, en las aulas.
Pero la estadística es implacable. El número de escolapios que todavía están en activo descienden en España y ya no era posible tener una presencia permanente en cada uno de los colegios que hay. Albacete no ha sido el único colegio que se quedó sin comunidad. Otros lo precedieron: Oviedo, Algemesí, Monforte, Tolosa, Pozuelo… No lo tienen fácil los que deben tomar estas decisiones. Tienen todos mis respetos, aunque me cueste entenderlos en algunas de las decisiones que toman.
Y no sólo los escolapios estamos en esta dinámica; también los Jesuitas, los Salesianos, los Maristas y tantas congregaciones religiosas dedicadas a la enseñanza que ya abandonaron sus escuelas. Creo que en la ciudad de Albacete ya no hay religiosas en los colegios de la Enseñanza y el Santo Ángel.
Es lo que hay… Será un “signo de los tiempos” lo que pasa, pero necesito expresar con enorme pesar que la marcha de una comunidad religiosa es una gran pérdida para una ciudad y para la escuela; sobre todo una comunidad que ha estado presente en la vida de tantas familias durante casi 100 años.
Siempre queda la esperanza de la vuelta. Buenos ejemplos los tenemos en la larga historia de las Escuelas Pías. Actualmente, en Viena tenemos dos escuelas donde los escolapios son de la India; pero haya escolapios no italianos también en Génova, Nápoles, Roma… ¿Quién sabe? Quizá se pudiera celebrar el centenario del colegio con el regreso a la ciudad manchega de los religiosos escolapios, o quizá antes… En estos temas, resulta sorprendente cómo puede funcionar la Providencia de Dios.
Así pues… como cantamos los scouts en las despedidas: “No es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós… Esperamos que pronto “junto al fuego, nos reuniremos.:”