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1 de noviembre de 2020

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Pedro, ¿desde cuándo es Ud. funerario?     

Hace ya más de dos años y medio, desde que entré a trabajar en la Funeraria La Nueva. Antes estaba de enterrador en mi pueblo, en Minaya, y de toda la vida he trabajado en la construcción. 

¿Qué tal está en la funeraria?          

Estoy bastante contento. Como en todos los trabajos, hay ratos que cuesta un poco más o que son un poco más difíciles, pero es una satisfacción grande para mí ver que estoy ayudando a la gente. Duermes tranquilo cuando ves que has ayudado a una familia, te dan las gracias y ves el agradecimiento en sus ojos.

¿En qué consiste el trabajo?  

Preparamos la documentación para los entierros, y cuando recibimos el aviso de un fallecimiento, vamos allí donde se ha producido, bien al hospital, residencia, o domicilio particular. Hablamos con la familia, recogemos al fallecido y lo llevamos al tanatorio que elija la familia; acondicionamos, y luego hacemos el entierro. Después, en administración se hacen los papeles, como los de últimas voluntades y pedir pensiones.

¿Cómo atienden en este primer momento a las familias?    

Sobre todo, hay que tranquilizar en este momento en el que ha fallecido un ser querido, porque muchas veces, sí que se ponen nerviosos los familiares. Entonces, siempre que está la gente nerviosa, calmarla, y después, les explicamos los pasos que hay que seguir para hacer el entierro. Vamos hablando y resolviendo dudas.

¿Qué hace para calmar los nervios?           

Intento ponerme en la piel de la viuda; del huérfano o del hermano que ha perdido a otro hermano, según los casos, y les hablo con calma. A veces, llegas a un domicilio y empiezan a hablar “muy fuerte”,un poco de malas maneras, como si nosotros los funerarios fuésemos el demonio que se lleva a su ser querido. Entonces, procuro hablar suave y relajado, para que ellos también vayan bajando el tono de voz y tranquilizándose. Para mí esto es muy importante, porque mi misión es ayudar a la gente a superar este primer paso, que ellos se sientan en familia y lleven un duelo lo más relajado y tranquilo posible, preocupándose solo de velar a su familiar.

¿Y cuándo termina el entierro?

En la despedida, les doy siempre ánimo para que lleven el duelo lo mejor posible, y tanto si dura mucho o poco, que lo pasen con toda la familia.Es verdad que te encuentras con familias que no se hablan, pero bueno, yo doy mucho ánimo para que lo vayan superando. Todo el mundo no pasa el duelo de la misma manera, cada uno tenemos una personalidad, una forma de ser, a unos les cuesta más y a otros, menos.

¿Cómo lleva Ud. ese contacto tan directo con la muerte y el dolor? 

Yo tengo claro, como la mayoría de la gente, que la muerte es la última fase de la vida, o sea que todos tenemos que morir, antes o después. Sí que es verdad que cuando es de forma trágica, cuando es alguien joven, es un trauma para toda la familia, y tú estás ahí como familia. Hay mucho llanto, mucha pena. 

Ud. tiene fe, es creyente. ¿Cómo le ayuda la fe en su trabajo?

Cuando hablas con la gente, por la manera de hablar o de expresarse ya sabes si son creyentes o no. Sobre todo, lo veo por los prontos que tienen. Hay quien dice: Ay, Dios mío, por ejemplo. Cuando son creyentes yo les digo que también soy, y que nos encargamos de llamar a los curas para pedirles la Misa, y hay otras veces que no son muy creyentes, pero que quieren una Misa. Entonces, les pido la Misa, y cuando veo que no son creyentes, pues con todo el respeto del mundo no hablo de temas de Iglesia y ya está. Yo no me escondo para decir que soy cristiano y que creo en Dios, me da igual que haya mucha gente o poca cuando digo a alguien que yo creo en Dios y que voy a Misa los domingos.

¿Cree que se afronta mejor la muerte teniendo fe? 

Hay mucha gente que dice que cuando te mueres, estás ahí muerto y no hay más. Yo creo que hay un alma que va a algún sitio; te juzgan y luego te vas al lado bueno o al lado malo. Yo no sé dónde iré, eso no lo sabemos nunca, pero espero ir al lado bueno. Muchas veces ven al funerario como el que se lleva el muerto y ya está, pero no es eso. Nosotros vamos a recoger el cuerpo de alguien que tiene una familia, que quiere que trates a su familiar con respeto y bien, y así lo hacemos, como seres queridos que son, y como un día harán también con nosotros y nuestros seres queridos.

Celebramos la Festividad de Todos los Santos y el día de los fieles difuntos. La Iglesia mantiene viva la memoria de nuestros difuntos, con la esperanza de encontrarnos un día en el cielo.  

Sí, yo también espero eso. Y ver algún día a Agustín, un compañero de la funeraria que falleció hace seis meses, y hablar con él de muchas cosas. Entré a trabajar aquí porque él me llamó, me he llevado muy bien con él, le estoy muy agradecido. Estamos pasando los compañeros un duelo también.